CATORCE

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Tadeo

Mis ojos conectan con los de Gala a través del retrovisor, se ha sentado atrás con mi hermana, está enfadada por lo de la pelada esa de Valeria. Debería haberla apartado de mí, he sido un imbécil. El nombre de mi hermano parpadea en la pantalla de mi coche, pulso el botón para atender la llamada.

¿Están contigo?

—Sí.

—Bien, cuando lleguéis a casa ve directamente al despacho, Gabriel y Héctor están aquí.

—¿Qué hacen aquí?

—Necesitan hablar con nosotros de un asunto.

—No me gusta.

—¿Qué tiene contra Héctor?

—No lo sé, no me gusta.

—Compórtate.

—Que no me provoque.

—Bien, no lo hará.

Mi hermano me cuelga. Aprieto el volante con mis manos, odio al Rata, nunca me ha gustado y nunca lo hará. No me importa lo que mi hermano y Gabriel insistan en que me lleve bien con él, no lo haré, hay algo en él que me provoca rechazo.

—¿Quiénes son Gabriel y Héctor?— me pregunta Gala.

—Nadie que deba importarte, os quiero lejos de ellos, sobre todo de Héctor.

—¿Por qué?

—Deja de preguntar, obedece, Gala.

—Vete a la mierda.

—Son narcos, como mis hermanos— le dice Sandra— Son de México, tienen otro hermano, pero él es más pequeño, tiene dieciséis años, por eso no está aquí con ellos.

—Sandra, cállate— gruño— Ninguna de las dos necesitáis saber nada de los Hernández, ¿entendido?

—Gabriel es bueno— dice mi hermana— Él siempre me trata bien.

—Alejaos del Rata, no os lo voy a repetir más veces.

—A mí tampoco me gusta él— le dice mi hermana a Gala.

—¿Por qué no te gusta?— le pregunta ella.

Sandra se encoge de hombros.

—Es raro, siempre está sonriendo de forma siniestra, a veces me da un poco de miedo.

—No lo temas, si te llega a poner una mano encima lo mato— le digo.

Detengo el coche en el garaje de la casa, Gala y Sandra se bajan a la vez, voy tras ellas.

—Las dos arriba y no salgáis hasta que yo vaya a por vosotras— les ordeno.

—¿Vamos a mi habitación a hacer los deberes?— le pregunta Gala a mi hermana, ella asiente.

Me dirijo al despacho de mi hermano, en cuanto estoy entrando por la puerta la puta rata de cloaca me mira por encima de su hombro, su estúpida sonrisa no tarda en aparecer. Mi hermano me hace un gesto para que me ponga a su lado, cruzo mis manos delante de mí. Evito mirar en dirección al Rata.

—Bueno, ya podéis hablar— les dice mi hermano.

Gabriel se aclara la garganta.

—Queremos hacer una nueva alianza entre nuestras familias.

—¿Una nueva alianza?— pregunta mi hermano.

—Sí, algo a parte de la Santa Corona.

—¿Qué quieres decir? ¿Dejar a Bastian fuera de lo que estás pensando?

EL PRINCIPITO #1.6 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora