Días de calma

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Unos días después de su despertar Rengoku Kyojuro seguía de buen ánimo, Kocho no lo dejaba estar de pie más de media hora al día, ni caminar muy lejos de su habitación, estaba bajo una estricta medicación, y su dieta era mayormente blanda. ¡Pero al menos sabía bien! Bueno, siendo sinceros su sabor era medio soso, y la coloración era blancuzca, pero era comida y Kyojuro no iba a ser un maleducado en pedir algo más, después de todo, las jovencitas de la mansión se preocupaban por él y lo estaban cuidando bien.

Por suerte su hermano había venido a verlo, ¡eso lo alegraba tanto! Y además el chico parecía más decidido y animado, el joven Kamado también le hacía compañía y aunque había decidido supervisar su entrenamiento, el día que puso un pie en el jardín de la finca mariposa Shinobu lo había arrastrado de vuelta a la habitación y lo había amenazado con amarrarlo a la cama, la tsuguko de la pilar insecto había aparecido al lado de su maestra, sostenía unas cuerdas, y lo miraba sin expresión alguna.

...

Kamado Tanjiro estaba feliz de que no lo mandaran a ninguna misión por ahora, se estaba recuperando de la última, pero el verdadero motivo de su alegría es que ¡podía pasar tiempo con Rengoku san! El pilar había sido fiel a su palabra y estaba supervisando su entrenamiento, claro, su maestro no podía dejar la habitación por ahora, pero ¡realmente no importaba! Tanjirou demostraba sus formas de esgrima delante de él con una espada de bambú, incluso le había mostrado los movimientos que recordaba de la danza de su padre y Rengoku había notado varias similitudes entre la respiración de la llama y la llamada Hinokami Kagura, el pilar, muy contento, se había puesto de pie para mostrarle, Nezuko los miraba desde la cama, mientras Rengoku se movía suavemente con la otra espada de bambú que Tanjirou había colado para ellos. Los días transcurrían pacíficamente y su maestro parecía estar mejor de salud con cada nuevo amanecer.

¡De hecho, en ese preciso instante estaban haciendo un ejercicio! Rengoku Kyojuro tenía una manzana en la mano.

- ¡Muy bien joven Kamado, como lo practicamos las veces anteriores! ¡Tienes como tarea cortar esta manzana! Recuerda, no se trata de solamente fuerza bruta, debes actuar con precisión. - No es simplemente destrozar una vasija con la potencia de tu respiración, le había dicho el pilar de las llamas cuando empezaron con este ejercicio, debes saber a qué punto dirigir tu fuerza exactamente - ¡Muy bien, ahora concéntrate! ¡No la destroces! ¡Quiero comerla sin que sea puré! - el pilar de las llamas tomo un cuchillo y dibujó tres líneas en la manzana - ¡trata de apuntar a las líneas!

Decirlo era más fácil que hacerlo, hasta ahora Tanjirou había convertido en puré varias peras, manzanas y otras frutas que los demás pilares le habían traído de regalo a su maestro. El primer día incluso había destrozado una de las mesas de la habitación. Shinobu y Aoi habían venido corriendo a ver qué pasaba. Kyojuro había tenido que jurarles que solo había sido un accidente y que de ninguna manera había desobedecido sus órdenes de no usar aún la respiración de concentración total constante. Y que pagaría los daños, naturalmente.

Kyojuro se levantó y colocó la manzana en la mesita junto a su cama, y se situó junto a su aprendiz.

-Estás muy tenso mi chico - le dijo dándole un pequeño golpecito en la frente con la punta de sus dedos - no estas respirando adecuadamente, ven déjame mostrarte - tomó la mano izquierda de Tanjiro y la colocó contra su pecho - siente mis latidos, y mi respiración, por supuesto no utilizaré la concentración total, pero trata de sincronizar tu respiración con la mía - acto seguido puso también su mano izquierda sobre el pecho del más joven.

Tanjiro entendía ahora el deseo de Rengoku de querer meterse en un agujero, ¡se sentía tan avergonzado! ¡Llevaba varios días practicando lo mismo y aún no podía picar la manzana! Su maestro era tan paciente con él, tan amable, y él era una decepción como discípulo, Rengoku nunca olía decepcionado, ni enfadado porque no pudiera completar el ejercicio, quizás un poco triste a veces, cuando las frutas eran convertidas en papilla, pero siempre animaba a Tanjirou y le decía que de seguro lo haría mejor la próxima vez. "Bueno", se dijo el mayor de los Kamado, "esa próxima vez tiene que ser hoy "- miró decididamente al pilar de las llamas que estaba justo frente a él y asintió. Su mano tocaba el pecho del otro, sentía el calor que emitía, los latidos de su corazón y el subir y bajar de su diafragma con cada respiración. En esos momentos Tanjiro se sentía muy agradecido, quizás en otro mundo, Rengoku Kyojuro moriría esa noche junto al tren infinito, Tanjirou no tendría estos tranquilos momentos mientras se recuperaba, ni tendría un maestro que lo ayudaría a perfeccionar su Kagura, pero ese mundo no era este, así mientras Tanjirou sincronizaba sus latidos con los del pilar, e imitaba el patrón de su respiración, sentía que al menos por ahora podría encontrar un poco de paz.

-Muy bien- dijo Rengoku mirándolo con una sonrisa - ahora córtala - dijo apartándose un poco de su aprendiz.

Tanjiro exhaló con suavidad esta vez, y la manzana se separó en tres pedazos justo por donde estaban dibujadas las líneas. Rengoku Kyojuro lo miró con orgullo, revolviéndole el cabello con ambas manos. - ¡Excelente! ¡Bien hecho! ¡Kamado, mi chico, como lo supuse, sabía que lo lograrías en poco tiempo!

-Lamento haberme demorado tanto Rengoku san. - dijo Tanjirou un poco apenado.

- ¿Demorarte? - el pilar lo miró confundido - aprendiste en una semana lo que me tomo meses...

-¿eh? - Ahora Tanjiro era quien lo miraba confundido. ¿Meses?

- ¡Yomoya! ¡Mi tsuguko es tan talentoso! - exclamó el pilar palmeándole la espalda al pobre chico que no acababa de salir de su aturdimiento- ¡joven Nezuko! ¡Tienes un hermano muy hábil! - dijo cargando a la niña - ¡al fin podré comer manzanas como persona!

Tanjiro miraba a Rengoku y a su hermana, el pilar se veía muy contento y la niña se había acomodado con descaro en su regazo, al este sentarse en la cama. Tanjiro tendría que hablar seriamente con su hermana sobre su comportamiento, ¡era impropio sentarse así sobre su maestro! ¡Un Hashira nada menos! Que a Rengoku no le importara su comportamiento desvergonzado no quería decir que era menos inadecuado.

¡Nezuko se aprovechaba! ¡El pilar la dejaba hacer casi cualquier cosa! dejaba que Nezuko jugara con su pelo y le hiciera peinados raros, incluso la chica le pedía que la peinara y el pilar accedía, Senjurou kun le había traído cintas para el cabello y otras cosas, y su hermana no se le había despegado al niño en toda la visita, incluso una vez al despertarse Tanjiro notó que la chica no estaba en su caja, ya el sol estaba en lo alto y el muchacho se había preocupado, la buscó por toda la mansión pero no la encontraba, para su suerte y mayor vergüenza, su hermana menor había pasado toda la noche durmiendo plácidamente en la habitación del pilar, no se había achicharrado con el sol gracias a que este se había despertado antes y había cubierto las ventanas. ¡Como hermano mayor Tanjiro no podía permitir tal comportamiento! ¡Y menos en una señorita! ¡Qué dirían sus padres! ¡¿Qué diría Rengoku san?! Ah, este último no decía nada realmente, lo único que había dicho al respecto es que pediría cortinas más gruesas para su habitación y que: "¡la joven Nezuko me recuerda mucho a mi hermanito! ¡No me molesta para nada Tanjiro!"

-Es una lástima que no puedas comer comida humana joven Nezuko, sobrará un pedazo - dijo señalando el plato con la fruta. - Tanjiro ven aquí.

-Pero Aniki, es tu manzana...- dijo el chico rechazando el pedazo que el otro le ofrecía.

- ¿Acaso no puede un pilar compartir una manzana con su tsuguko? - dijo Kyojuro con una sonrisa enceguecedora, intentó guiñar un ojo, pero como solo tenía uno sin vendas, resultó bastante inútil, Tanjiro se dio cuenta y trató de contener la risa inútilmente también, ambos estallaron en carcajadas al ver las expresiones del otro.

Cuando se calmaron un poco el discípulo alcanzó un vaso con agua para el que mayor bebiera, este lo hizo sin rechistar, agradeciéndole con la mirada. Luego se acomodaron en la cama los tres y dos comieron la manzana pacíficamente.

Al final del infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora