Nos encontramos de nuevo

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Cuando Tanjiro se despertó lo primero que vio fue a Inusuke.

En el techo.

Era muy temprano, o tarde, Tanjiro no sabía realmente, ni le importaba, solo que era muy pronto para estarse haciendo la pregunta de ¿qué diablos hacía Inusuke en el maldito techo? Cerró los ojos y volvió a abrirlos, ¡algún día tenía que despertarse!

– Jajajaja, ¡al fin despiertas Monjiro! ¡Esta vez te gané! ¡Solo estuve en coma por dos semanas!

– ¡Que bien Inusuke! – dijo feliz de que su amigo se recuperara bastante rápido, aunque por otro lado se preguntaba si estar en coma por dos semanas era algo por lo que sentirse orgulloso en primer lugar…

– ¡Alábame más! ¡Después de todo soy el jefe! – exclamo Inusuke dejándose caer del techo sobre la cama de su amigo.

– ¡Deja a Tanjiro en paz! ¿No ves que está herido? – Zenitsu había entrado a la habitación seguido de las chicas de la finca mariposa. Las dos niñas se alegraron mucho de verlo. Tanjiro también estaba feliz.

Ese día no ocurrió mucho más, Kocho san fue a visitarlo junto a Kanao e incluso pudo visitar a Tengen. El pilar del sonido tenía vendado el brazo que había perdido y su ojo, pero por lo demás estaba bastante bien. Lo rodeaban sus tres esposas. Nezuko dormía en su caja. Aunque según lo que le habían dicho se había despertado en varias ocasiones y había estado a su lado todo el tiempo. El chico pelirrojo estaba feliz. No se sentía decepcionado para nada. No era que no estuviera agradecido por la preocupación y el apoyo de sus amigos y de las niñas de la mansión, ni mucho menos de la amabilidad del pilar del sonido ni de Shinobu, solo se sentía un poco triste de no ver al despertarse una cabellera rubia con mechones rojos, y la radiante sonrisa de su mentor.

Hubiera querido verle, aunque pensándolo cuidadosamente, Rengoku Kyojuro se había ido a su casa, el trayecto de ahí a la finca Mariposa era bastante largo y agotador para una persona que se estaba recuperando de sus propias heridas, era lo más natural que Rengoku no hubiera ido a verlo. No quería ni preguntar si lo había hecho, no quería ser irrespetuoso ni entrometido. El pilar seguro estaba bastante ocupado. Eso no significaba que no le doliera un poco. Pensaba que en el tiempo que habían compartido los había hecho más cercanos. Resignado, Tanjiro solo podía esperar a curarse lo más pronto posible, quizás viniera a verlo ahora que estaba despierto.

...

El día transcurrió sin más peripecias. Los exámenes médicos mostraron que pronto podría empezar su entrenamiento nuevamente. Solo en la noche, cuando estaban reunidos para comer, Tengen hizo una pregunta que lo sorprendió:

– ¿No ha llegado Rengoku aún?

– ¿Eh?

– ¡Seguro está peleando con algún demonio!

Zenitsu que estaba al lado del joven Hashibira le dio un coscorrón.

– ¿Cómo va a estar peleando Aniki? ¡No ves que aún está herido! ¡Ni espada tiene, zopenco! – el chico del haori amarillo daba gracias a todos los dioses porque Tanjiro al fin estuviera despierto, así no sería él solo el que tendría que lidiar con Inusuke.

– ¡Aniki dijo que vendría hace unos días y no ha vuelto! ¡Debe estar peleando con un demonio! – reafirmó su postura el chico de la máscara de jabalí

– ¡Que no!!– respondió exasperado el joven de cabello rubio.

– Quizás solo está comprando comida o dulces otra vez. – Dijo una de las niñas ayudantes de la pilar de los insectos.

– ¡Si! ¡Ahora sí podrá comer con Tanjiro! – exclamó otra de ellas.

– ¡Tanjiro! – la tercera de las niñas le jaló la manga – ¡Rengoku sama viene todas las semanas! ¡Siempre trae comida deliciosa y dulces por si despiertas!

Al final del infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora