– Tanjiro, ¿querías verme? - Rengoku se acercó, el joven Kamado estaba esperando por él en el estudio. Algo muy raro tan temprano en la mañana. Y más considerando que había llegado de su misión el día anterior... ¿quizás había cambiado de opinión? Ayer ellos habían hablado, Rengoku sacudió su cabeza internamente, ¿qué hacía dudando? ¡Los sentimientos de Kamado Tanjiro no flaquearían, así como así!
Tanjiro lo miraba nervioso, no había pegado un ojo en toda la noche, ¡Kyojuro era suyo! ¡El mismo lo había dicho! ¡Una confesión tan ardiente que le había prendido fuego a su alma y no paraba de quemarlo! También estaba el asunto del regalo que ahora lucía en su oído derecho. Y era precisamente ese regalo lo que lo traía a ver a Rengoku a estas horas. Sinceramente no quería más interrupciones. No para esto al menos.
El pilar de las llamas se acercó y se sentó frente a él. Sus ojos mirándolo intensamente.
-Rengoku san, no ¡Henbashira san! ¡Por favor acepta esto! - el cazador más joven se inclinó profundamente y extendió las manos.
La formalidad de la petición tomó desprevenido al pilar de las llamas. ¿Quería darle un regalo? ¡Oh!
-Tanjiro, por favor, creía que habíamos acordado hace tiempo ya que me llamarías por mi nombre. - Dijo Rengoku con su radiante sonrisa de siempre, extendió las manos para recibir el regalo, al parecer un objeto metálico envuelto en un elegante papel dorado. ¿Qué sería? Rengoku estaba ansioso.
Abrió con cuidado el envoltorio y allí estaba uno de los aretes Hanafuda que solía usar su chico. Sin entender, el pilar de llama levantó la vista, allí en el oído derecho de su sucesor relucía el pequeño pendiente que él mismo le había regalado la noche anterior, un diamante único, brillaba delicadamente, un talismán en sus batallas por venir y una promesa.
-Kyojuro ¡acéptalo por favor! - los ojos del joven brillaban con intensidad - es lo único de valor que tengo, y que puedo darte, he pensado en ello toda la noche - con cada palabra el chico se iba poniendo más rojo - ¡además! ¡Quiero que lo tengas! - tomo entre sus manos las del pilar, y las soltó al darse cuenta de su exabrupto, miro hacia un lado avergonzado- no tienes que usarlo si no quieres, por supuesto, aun así, quiero que lo ten...
- ¡Sí quiero! - Exclamó Kyojuro. Definitivamente, ¡este chico iba a ser la muerte de él! - ¡si quiero usarlo!
El pelirrojo lo miró boquiabierto, ¡Kyojuro quería usar su pendiente! ¡La herencia de su familia! ¡Era como estar casados! Si lo usaba, ¡todo el mundo lo sabría! Todos sabrían que Rengoku Kyojuro le pertenecía, que lo había elegido a él. La idea lejos de ponerlo nervioso lo llenaba de un extraño sentimiento que hacía burbujear sus entrañas con posesividad.
- ¡Quiero usarlo ahora! - dijo el pilar alegremente. No quería perder más tiempo, Tanjiro le estaba dando el objeto más preciado de su familia, para compartirlo con él, eso lo llenaba de felicidad, su compañero era demasiado amable. Se dio mentalmente varias palmaditas en la espalda por haber elegido tan bien.
- ¡Ahora! Pero ...Kyojuro...- balbuceó el pelirrojo, - Hay que perforar tu oreja, dolerá, yo nunca he hecho algo así... no sé...
El pilar le tomó las manos y lo miró directamente a los ojos.
- Quiero que tú lo hagas, ahora, no aceptaré a nadie más.
Tanjiro sabía cuan testarudo podía llegar a ser el pilar, si la intensidad en su mirada era indicio de algo, es que no iba a dejar la situación pasar. Rengoku estaba decido a usar el pendiente ahora, y Tanjiro no podría hacerlo desistir, y lo peor es que él tampoco quería hacerlo! Quería ver a Kyojuro con su pendiente, y quería verlo ya.
ESTÁS LEYENDO
Al final del infinito
FanfictionCuando Rengoku Kyojurou despertó, el sol se elevaba por el horizonte, una sensación cálida lo invadió al observar a quienes lo rodeaban: ¡los jóvenes cazadores estaban bien! Kyojurou estaba realmente muy feliz. Si ellos habían sobrevivido, si nadie...