Todos se habían reunido para la cena, lo cual supuso un esfuerzo descomunal para los cocineros de la casa donde se hospedaban los cazadores. Si solo fuera la señorita Kanroji al menos sería solo una boca que alimentar, una boca que tragaba por diez hombres corpulentos, pero bueno, podrían escabullirse al comedor y admirar la voluptuosa figura de la cazadora mientras gemía apreciativamente ante sus platillos favoritos mientras enseñaba bastante piel. ¿Quién podría culparlos por observar a una mujer bonita? ¡Sus esposas no tenían porqué enterarse!
No era como si ellas no miraran a los pilares masculinos cuando venían de visita...
Lo malo es que no era solo la señorita Kanroji, había cinco cazadores más, y al menos uno de ellos comía como todo un animal, quitando el hecho de que parecía uno con la máscara de jabalí salvaje que traía. ¡Y los otros cuatro también comían muy bien! Así que los cocineros empezaron a preparar la cena desde la hora del almuerzo.
Cuando terminaron, se quedaron a charlar un rato, Inusuke se despidió diciendo que tenía una misión importante y saltó con sus espadas por la ventana. Tokito se quedó ahí porque no tenia nada mas que hacer, y trataba de discernir donde había visto al chico pelirrojo antes, muy dentro de él sabia que no era a ese cazador precisamente a quien recordaba, sino a alguien muy parecido, alguien que había sido muy importante...
Genya se largó a la primera oportunidad que tuvo. Sus pistolas eran mejor compañía que esos cuatro y además ¡apenas podía hablar con la pilar allí presente!
Por otro lado, Zenitsu estaba en el cielo, tenia una mirada tonta y algo perturbadora en la cara, un poco mas y se estaría babeando, la razón: allí frente a él una de las mujeres mas hermosas que había visto en su sufrida vida estaba trenzando su cabello y contando una historia de sus aventuras mientras sus grandes pechos rebotaban de tanto en tanto cuando se emocionaba y hacia algún movimiento brusco, Tanjiro, como buen caballero que era, le dio un codazo cuando el rostro de Zenitsu se puso un poco raro. Su amigo lo miró indignado, y Tanjiro le sonrió.
Para bien o para mal, la sonrisa de su amigo le recordó a la de su maestro y a sus palabras: ¡Joven Agatsuma! ¡Un hombre solo debe poner sus ojos en la persona que realmente le interesa! Si te desvías del camino, aunque solo sea un momento, ¿acaso podrías seguir considerándote digno?
¿Por qué le había dicho eso? ah,ya, ahora recordaba, Rengoku lo había pillado diciéndole unos piropos a unas chicas durante una misión. Luego había continuado: Si es verdad que gustas de la señorita Nezuko, debes demostrarlo convirtiéndote en un caballero, ¡sé el mejor hombre que puedas ser! ¡no me conformare con menos para ella!
¡¿Desde cuándo Rengoku tenía opinión en lo que respecta a la mano de Nezuko?!! Ah si, desde que el imbécil de Tanjiro estaba un poco mas atrás asintiendo a cada cosa que saliera de la boca del pilar de las llamas y mirándolo con cara de adoración, sobre todo cuando Kyojuro defendía el honor de su hermana o hablaba de ella como si fuera de su propia familia. Había que ser ciego para no darse cuenta de que el tonto de Tanjiro besaría el suelo que pisa Rengoku.
En parte lo que decía el pilar era cierto, pero él era un chico joven, y aunque en su corazón solo estuviera su bella Nezuko aquel par de... frutos... tenían un campo gravitacional propio, ¡era imposible apartar la mirada!
El pilar de la niebla a su derecha ladeó la cabeza, mirándolo a él y Tanjiro, que también movió la suya de similar manera, quizás para intentar ponerse en el lugar del mas joven. Zenitsu luchaba internamente contra sus malos hábitos y Mitsuri seguía hablando de algo sin parar, sonriendo y sonrojándose, aunque lo que decía distaba mucho de ser alegre en esa parte.
Como fuere, ninguno se percató de la nueva presencia hasta que la puerta de madera y papel shoji se abrió lentamente dando paso a una figura algo patética. Parecía un anciano débil e indefenso, pero había algo mal, cuando entró a la habitación todos se giraron hacia él. Un demonio. Una luna superior de seguro. Por su olor el mayor de los hermanos Kamado supo que ese ser había asesinado y devorado a cientos de personas, y sin embargo su habilidad para esconder su presencia era inquietante.
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Al final del infinito
FanfictionCuando Rengoku Kyojurou despertó, el sol se elevaba por el horizonte, una sensación cálida lo invadió al observar a quienes lo rodeaban: ¡los jóvenes cazadores estaban bien! Kyojurou estaba realmente muy feliz. Si ellos habían sobrevivido, si nadie...