Rengoku Kyojuro se había levantado de buen ánimo ese día, como siempre; Tanjiro había logrado cortar la manzana hacía un par de días y ahora se estaban moviendo a ejercicios más complejos, era una lástima que aún no pudiera hacer mucho más por el chico, si, aunque sea pudiera usar la respiración de concentración tota al menos podría guiar mejor a su tsuguko. ¡Pero ya llegarían a eso! Además, su hermano había venido a verlo el día anterior y Shinobu le había anunciado que estaba lo suficientemente bien como para ir a su casa, siempre que le jurara por su honor que no haría nada indebido. Según el joven Kamado, los otros dos chicos regresarían ese mismo día de sus respectivas misiones, así que, si no estaban muy heridos, ¡quizás podrían irse los cinco a su mansión al otro día! ¡Quizás su padre se animaría al ver a la próxima generación de cazadores y futuros pilares!
Se levantó de la cama, aun le costaba bastante trabajo, la herida en su plexo solar no estaba curada después de todo. Él aun no la había visto bien, pero podía sentir con cada movimiento que sus costillas aun no estaban curadas, y el daño a sus órganos no sanaría tan pronto. El tan solo respirar le quemaba y lo hacía querer doblarse por el dolor, no imaginaba como sería usar la respiración de concentración total. Los analgésicos suministrados por las enfermeras de la finca Mariposa lo aliviaban bastante, pero el dolor siempre estaba presente.
Se apresuró a vestirse y a ir a por algo de desayuno, ¡la comida siempre lo hacía feliz después de todo! ¡Al menos ya podía salir de su habitación y moverse por los espacios comunes del lugar! Podía sentarse en el engawa y ver a Tanjiro entrenar en el jardín, ¡el chico estaba mejorando mucho, el chico amarillo y el joven jabalí también! Y por las noches la joven Nezuko los acompañaba.
Tal como había pensado ¡su hermanito se llevaba de maravilla con los cuatro! A veces Tanjiro y Senjurou eran bastante intimidantes cuando él olvidaba tomar sus medicinas, o hacía algo que alguno de los dos consideraba que sería perjudicial para su salud, ¡incluso lo habían regañado! ¡Ah, las agallas! Para el pilar de las llamas aquello resultó muy divertido, al ver lo que habían hecho, regañando a sus mayores y a un Hashira nada menos, los dos chicos se habían puesto bien rojos de la vergüenza y procedieron enseguida a inclinarse y disculparse por su atrevimiento, pero ninguno de los dos se retractó de lo que habían dicho. Tanjiro ciertamente era una buena influencia para su hermano. Al verlos tan firmes en sus convicciones, Kyojuro no podía enojarse, de hecho se sentía bastante orgulloso de que los dos jóvenes fueran tan dedicados, y por eso les había dado permiso expreso para detenerlo o corregirlo si hacía algo no medicamente prescrito con un sincero: “¡estaré bajo su cuidado entonces!”, su hermano menor había sonreído tímidamente respondiéndole:
- ¡Gracias por confiar en mi aniue, te recuperaras pronto! - con su suave voz, mientras que por alguna extraña razón el joven Kamado casi se desmaya ahí mismo.Camino al comedor de la finca, oyó los gritos, ¡¿quién estaría discutiendo tan temprano?! Kocho había salido a una misión y no se sabe cuándo volvería. La joven Kanao era la tsuguko de Shinobu, y por tanto quedaría al mando del lugar en ausencia de su maestra. La muchacha era bastante callada, le recordaba mucho a Tomioka.
Se acercó a la entrada de la finca para ver a nada más y nada menos que a su amigo y compañero pilar Uzui Tengen lanzarle una niña a Tanjiro desde el tejado. Su aprendiz la atrapó sin problemas por suerte.
- ¿Tengen que estás haciendo? – Exclamó Kyojuro mirándolo sorprendido – ¿cómo puedes tratar a una niña de esa forma?!
- ¡Kyojuro! – el aludido lo miró sorprendido, claramente no se esperaba a Rengoku allí a esas horas.
- ¡Rengoku san! ¡Ese hombre está intentando llevarse a Aoi san a una misión! ¡Ella ni siquiera es combatiente! - su tsuguko le explicó, el chico se veía bastante alterado.
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Al final del infinito
FanfictionCuando Rengoku Kyojurou despertó, el sol se elevaba por el horizonte, una sensación cálida lo invadió al observar a quienes lo rodeaban: ¡los jóvenes cazadores estaban bien! Kyojurou estaba realmente muy feliz. Si ellos habían sobrevivido, si nadie...