Transcurría otro día pacifico en la residencia de los Rengoku, a Kyojuro le habían dado el visto bueno para comer solidos y por supuesto él estaba radiante de alegría. Su hermano incluso le había prometido un festín, pero "con moderación, aniue", le había dicho. Al mayor de los dos no le importaba. Él se tragaría un pedazo de carne bien gordo esa tarde, moderadamente claro... también había pedido batatas asadas... era su recompensa por ser un buen paciente.
También había practicado sus formas de espada para no perder la costumbre, todavía su nueva espada no llegaba, un claro indicio de que tanto el patrón como Shinobu no lo veían ni siquiera cerca de poder reincorporarse a su deber por el momento.
Kyojuro era muchas cosas, pero no era estúpido. Sabía que en su estado a cualquier otro le hubieran ordenado el retiro. Que a él no se lo hubieran planteado aun era un milagro. ¿O tal vez Ubuyashiki sama no había querido decirle nada por temor a lastimar sus sentimientos? Lo mas probable es que Kagaya estaba esperando a que él mismo se diera cuenta de que no podría continuar su labor como cazador y decidiera por sí mismo, como Tengen, retirarse del servicio activo. De igual modo ninguno de sus compañeros le había preguntado sobre el tema. Y a Kyojuro le parecía bastante gracioso. Quizás esto me reviente en la cara mas adelante se dijo, pero realmente le daba igual. Él por supuesto haría todo lo posible por recuperarse. Pero si llegado el momento no podía cumplir sus obligaciones, ¡al menos tendría unos sucesores que podrían ocupar su puesto! Ahora había dos pilares menos, ¡era necesario que las nuevas generaciones estuvieran lo mejor preparadas posibles! Todo pilar si llega a vivir lo suficiente como para poder retirarse, tenia el deber de guiar a los más jóvenes después de todo, y Kyojuro ya tenia varias ideas que quería poner en práctica con sus nuevos alumnos ¡De seguro todos se divertirían mucho! O quizás no, como había sucedido con los últimos cinco que tuvo luego de Kanroji. ¡Pero él tenía confianza en estos tres! ¡Habían derrotado a una luna creciente! ¡¿Que más pruebas quería?! muy feliz y asintiendo con la cabeza se puso a blandir la espada de bambú con mas ímpetu.
Cuando su estómago empezó a rugir, el mayor de los hermanos Rengoku dio por terminada la actividad física por ese día, realizó sus estiramientos correspondientes y un pequeño ejercicio de respiración durante unos quince minutos. Nada muy pesado para sus pobres pulmones. Kocho le había dicho sin preámbulos que al menos le habían quitado la mitad de cada uno... no sabia si era verdad o si la médico lo había dicho para asustarlo y que se tomara las cosas con calma... de cualquier modo Kyojuro se sentía mejor cada día. Si le faltaban algunos pedazos de órganos... qué se le iba a hacer, así era la vida.
Ya tenía planes para después del almuerzo, los antiguos pergaminos no se iban a transcribir solos. Y a la casa le hacia falta un poco de decoración, quizás su hermano y él podrían encontrar algunas flores y hacer bonitos arreglos como cuando eran niños... él recordaba como su madre tenia un especial talento para el Ikebana, la caligrafía y demás artes y había tratado de inculcarle el amor por las tradiciones, Kyojuro no se consideraba especialmente talentoso ni nada parecido, pero al menos no era un completo ignorante.
Tal vez la joven Nezuko quisiera ayudarlos también, las damas tenían un mejor sentido para la estética. Aunque a lo mejor no, pues era un demonio... habría que comprobarlo, él había tenido la desagradable experiencia de encontrarse demonios "artistas" en un par de ocasiones, gente que había sido muy mediocre o muy talentosa, pero que sin lugar a dudas habían terminado en lo macabro por decir lo menos. Todos tenían algo en común: eran intentos patéticos, reflejos distorsionados de lo que debía ser la belleza.
- " Todo perecerá algún día, tú, yo, las personas que viven ahora y que vivirán en el futuro, los demonios que Kibutsuji creó y creará, incluso esta misma tierra que pisamos y el sol que nos da esperanza, todo morirá algún día. Y ¿qué harás? No puedes luchar contra ello" - le había dicho, mientras lo decapitaba, a un demonio que había querido convertirlo en una estatua de cera. Tenía una pequeña colección y todo. Por suerte cuando lo eliminó las personas volvieron a su estado natural, algunos bastante enfermos por la desnutrición, pero al menos estaban vivos. Le había hecho la historia a su hermano, y el pobre había tenido pesadillas. No era para menos, Senjuro era todavía un niño pequeño en aquel entonces.
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Al final del infinito
FanfictionCuando Rengoku Kyojurou despertó, el sol se elevaba por el horizonte, una sensación cálida lo invadió al observar a quienes lo rodeaban: ¡los jóvenes cazadores estaban bien! Kyojurou estaba realmente muy feliz. Si ellos habían sobrevivido, si nadie...