La proposición

127 11 18
                                    

Tanjiro estaba llorando cuando Kyojuro abrió la puerta de la biblioteca donde su hermano le dijo que su tsuguko se encontraba. El chico lloraba y apretaba los documentos que él mismo había transcrito entre sus manos.

Kyojuro se acercó a él y se arrodilló a su lado, le pasó el brazo que no tenía inmovilizado por sobre los hombros. Notó que esos hombros se habían vuelto un poco más anchos, "vaya, aunque hayas crecido sigues siendo el mismo chico amable que lloró por mí", pensó y sin poder evitarlo sonrió para sí.

- Lo siento Rengoku san, debo parecer un tonto llorando por algo que ocurrió hace siglos...- dijo Tanjiro limpiándose las lágrimas con la manga de su kimono.

- Para nada, - le sonrió el otro dulcemente - eso solo demuestra que tienes un alma noble mi chico.

Tanjiro sintió la sangre subir hasta su rostro.

- ¿Cómo te fue en tu misión? Dicen que peleaste contra un demonio poderoso.

Ante esto el pilar de la flama no supo que se suponía que debía decir. Y menos ahora que su chico había descubierto su propia marca y peleado contra otra luna superior también.

- Ah... bueno - dijo mirando a ningún lugar - la verdad es que me encontré a la tercera creciente...

- ¡Qué! - se giró entre los brazos de su mentor y comenzó a chequearlo con sus manos - estas bien? Que ocurrió, me dijeron que peleaste contra un demonio muy fuerte...pero pensar que era él nuevamente....

- Calma joven Kamado, estoy bien, no estoy muy herido... - dijo el pilar intentando apaciguarlo.

Tanjiro lo miró de soslayo, sin creerle nada.

- Bueno, tengo algunos huesos rotos jajajaja, y mi muñeca tardará un poco en sanar ¡así que me prohibieron usar la espada por un tiempo! ¡Nuevamente!

Tanjiro suspiró y tomó entre sus manos el rostro de Kyojuro mirándolo atentamente.

Rengoku tragó en seco, no sabía que esa simple acción podría ponerlo tan nervioso.

- No puedo perderte Rengoku san... entiéndelo. - fue lo que salió de la boca de Kamado Tanjiro, sus ojos lo miraban con una suplica velada.

Kyojuro exhaló cubrió una de las manos del chico con una de las suyas.

- Tanjiro, yo... entiendo lo que sientes... no quiero perderte, ni a los chicos y Nezuko tampoco, estoy preparado para la perdida, en nuestro trabajo más vale que lo estemos, pero no quiero que mueras antes que yo.

Tanjiro bajó la cabeza al oir eso, cree que ese deseo de Rengoku jamás podrá cumplirse

- He obtenido la marca del cazador - dijo.

- Lo sé. - respondió Kyojuro.

- ¿Lo sabes?

- Sí. - Bajó uno de los lados de su camisa dejando ver parte de su hombro y pecho. La marca roja como un moretón dibujaba patrones de llama similares al que ostentaba Tanjiro en su frente.

Tanjiro se quedó paralizado en su lugar. Su cabeza daba vueltas. Después de lo que había leído... ¿por qué tenía que ocurrir esto?

- Joven Kamado, regula tu respiración. Concéntrate- le dijo, esta vez en lugar de darle un golpecito con sus dedos como usualmente hacía, pegó su frente a la de su chico.

Tanjiro hizo lo que su maestro le pedía, regulando su respiración hasta seguir el patrón del otro, los corazones de ambos latían al mismo apresurado ritmo también.

Rengoku lo miró, naturalmente su chico tenia mucho en la cabeza, ¿cómo podía consolarlo?

- Tanjiro, tener la marca de cazador no es una sentencia de muerte. - dijo - no se si ya lo leíste, pero el duodécimo primer pilar de la flama vivió casi hasta sus veintiséis años, y su hermano murió con mucha más edad, también otros cazadores marcados superaron ese limite de tiempo.

Al final del infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora