El olor dulzón de las flores tenía saturado sus sensibles sentidos. Llevaban toda la mañana sentados en aquella sala de estar de la Mansión Malfoy, rodeado de decenas de ejemplares de flores para el colchón de flores que usaría su hija en los jardines de la Mansión Malfoy y de Grimmauld Place, con el vendedor encargado pululando alrededor de ellos para darles ideas que Harry rechazaba tajante.—¿Qué le parecen estas rosas azules? Son hermosas y suaves —propuso el vendedor, a quien la frustración con Harry empezaba a notársele.
—Yo… no me gustan —negó Harry, acomodando sus espejuelos para presionar sus párpados con cansancio.
Ante la mirada irritada del vendedor, Draco cruzó su brazo por los hombros de Harry y su expresión amenazadora dejó en claro cuánto peligraba su negocio con los Malfoy en ese instante. Ser el proveedor de Draco Malfoy y Harry Potter podía ser una gran estrategia de publicidad, incluso si solo fuera por el morbo o la duda, pero perder ese negocio también podía llevarlo a la bancarrota de forma veloz. Debía de andar con cuidado.
—Señor Potter, con todo respeto —inició el vendedor, manteniendo un tono afable que a Draco le sonaba forzado, pero que aceptó de todas formas—, si usted no sabe lo que está buscando, quizás fuera mejor dejar la decisión en manos de su pareja.
—La decisión es de Harry, Señor Thomson, y espero no escuchar nada más al respecto —intervino Draco, dejando que su irritación bañara sus palabras para esclarecer la firmeza de su posición.
—Claro, claro, yo solo sugería. Tómense su tiempo —excusó el vendedor, alejándose de la pareja para reacomodar los ejemplares de flores y deshacerse de aquellos que habían sido fervientemente rechazados.
—Estoy haciendo de esto una tortura —farfulló Harry, recostándose contra Draco y soltando un suspiro frustrado.
—Entiendo que quieras que sea perfecto, no pasa nada. Aun queda tiempo para elegir —dijo Draco, besando la cicatriz de Harry con suavidad para consolar su estado aprensivo—. ¿Por qué no damos una vuelta?
—¿Una vuelta? —preguntó Harry, confundido ante la proposición.
—Una vuelta, por el Callejón Diagon si quieres —afirmó Draco con una sonrisa suave, disfrutando de ver la tensión desaparecer de los hombros de Harry—. Hay decenas de tiendas allí, podemos pasearnos por ellas y, tal vez, te inspiras con eso.
—Suena divertido —accedió Harry con una sonrisa contagiosa, inclinándose hacia Draco para depositar un suave beso en sus labios, apenas un toque gentil.
—Solo promete que si te inspiras, le comprarás al pobre Señor Thomson —comentó Draco, poniéndose de pie y ayudando a Harry a pararse—. Parece a punto de un derrame ante la idea de perder nuestro favor —Harry rio quedamente, dejando que Draco apareciera sus abrigos mientras él se giraba hacia el vendedor.
—Señor Thomson, apreció su paciencia el día de hoy. Draco y yo iremos a dar una vuelta para que yo pueda despejar y hacer una elección correcta. Prometo que le haremos saber nuestra decisión para que elabore lo que verdaderamente deseamos. Hasta entonces, puede retirarse.
Sin esperar más y conteniendo la risa que burbujeaba en su pecho ante la expresión horrorizada del Señor Thomson, Harry salió de la habitación seguido por Draco, carcajeándose cuando estuvieron solos finalmente. Aun entre risas, Draco le colocó el abrigo a Harry y entrelazó sus dedos para llevarlo a la chimenea, tomando un puñados de polvos flú.
—Dilo tú, no quiero arriesgarme a terminar en el Callejón Knockturn de nuevo —comentó Harry, entrando en la chimenea con Draco, que lo miró incrédulo.
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Siempre a ti (Drarry)
FanficDespués de una vida de enfrentamientos y disgustos mutuos, el tiempo posterior a la guerra trajo a la superficie sentimientos no resueltos que tanto Harry como Draco negaban. De esa unión, para ambos casi insuficiente y traicionera, surgió un result...