XXVII

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Lisa sentía que estaba atrapada en un sueño. En una pesadilla. No lograba entender cómo en un momento estaba paseando tranquilamente con sus padres por la ciudad y al siguiente estaba en una ambulancia rumbo al hospital después que su padre comenzara a sentir dolor en el pecho y perdiera el conocimiento. 

Su madre y ella iban en la parte trasera de la ambulancia, ninguna podía dejar de llorar al ver al hombre de sus vidas inconsciente y con dos paramédicos haciendo lo posible por hacerlo recobrar el conocimiento, sin éxito. Aunque su mente no le permitía pensar con claridad, sabía que su padre había sufrido un ataque cardiaco. 

Cuando la ambulancia llegó por fin al hospital después de lo que se sintió un viaje eterno, Lisa y Chitthip bajaron rápidamente para permitirles a los paramédicos bajar a Marco de la ambulancia. Tanto los paramédicos como Lisa se sorprendieron al ver a Roseanne esperando en la entrada. En cuanto Marco estuvo fuera de la ambulancia, Roseanne se acercó rápidamente y tomó completo control de la situación. Analizó el informe que le dieron los paramédicos y tras chequear directamente su condición, les dijo que lo llevaran a la sala de operación. 

—Roseanne...—Lisa dijo en un hilo de voz. Roseanne observó la angustia y desesperación en el rostro de su novia y su madre y sintió un terrible malestar. Sin pensarlo demasiado se acercó a ambas mujeres y las abrazó. 

—Todo estará bien—les consoló antes de soltarla. 

—No... no entiendo... todo e-estaba bien...—Chitthip apenas podía hablar a causa de los sollozos. 

—Deben estar tranquilas. Todo saldrá bien—repitió Roseanne—Debo ir adentro con Marco—explicó Roseanne. No podían perder tiempo. Se acercó a Lisa para darle un beso en la frente—Todo estará bien, nena. Confía en mí—susurró.  

Lisa no tuvo oportunidad de responder porque Roseanne de inmediato se dio media vuelta y entró corriendo al hospital. Lisa no dudó ni por un minuto en Roseanne, sabía que ella haría todo lo posible por salvar a su padre ¿Pero y si no era suficiente?

—V-vamos—le dijo su madre sacándola de su trance. Lisa asintió y tomó su mano antes de entrar junto a ella al hospital. 

Mientras esperaban en la sala de espera Lisa no pudo evitar sentirse extraña. Era tan diferente estar del otro lado y la angustia era sofocante. Cada minuto que pasaba era una tortura. 

—Lisa—la mencionada reconoció la voz de Kathy, la directora de enfermería. Esta se dirigió con paso firme a la menor y en cuanto estuvo cerca la abrazó—Todo estará bien, querida. Todo saldrá bien— 

—Gracias—susurró Lisa permitiéndose ser reconfortada por Kathy. 

—Tu padre está en las mejores manos. Sabes que Roseanne no permitirá que nada le suceda—continuó Kathy—Ella tenía todo preparado para la llegada de tu padre y las mejores manos están con ella— 

Una parte de Lisa cuestionó las palabras de Kathy pero no pensó demasiado en ello porque la pregunta de su madre la distrajo. 

—¿Cuándo sabremos algo de mi esposo?—

—Está en un proceso quirúrgico complicado. Podrían pasar algunas horas antes de tener alguna novedad—le explicó Kathy con simpatía—Tienen que ser fuertes y pacientes. Él las necesitará así— 

—Dios...—dijo Chitthip antes de comenzar a sollozar. Lisa abrazó a su madre en un intento de reconfortarla. Kathy sólo las miraba con infinita comprensión. Probablemente había visto una escena similar cientos de veces. 

—En cuanto tenga alguna novedad les informaré de inmediato—dijo Kathy. Ambas le agradecieron antes de que ella se marchara. Lisa ayudó a su madre a tomar asiento y la observó rezar silenciosamente. 

Until death do us apart (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora