XXIV

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Lisa tardó un segundo en reaccionar y cuando lo hizo, rodeó el cuello de la doctora con los brazos. Sintió que sus pulmones se llenaban de aire después de casi dos semanas sin poder respirar correctamente. Era aterrador lo dependiente que se había vuelto de la doctora pero no lo lamentaba en absoluto.

—Te extrañé como no tienes idea—susurró Roseanne luego de romper el beso para recuperar el aliento. Lisa mantuvo sus brazos alrededor de su cuello porque se negaba a dejarla ir. 

—También te extrañé—admitió Lisa—¿Por qué no llamaste? ¿Por qué no respondiste ninguno de mis mensajes? ¿Por qué te fuiste sin avisar?— 

Lisa no quería llenarla de preguntas pero necesitaba respuestas. Estaba desesperada por ellas. 

—Lo siento—dijo Roseanne acariciando su mejilla con sus dedos—Fue todo tan repentino. Necesitaban ayuda de manera urgente y volví al hospital luego de asegurarme que estabas bien. El hospital informó que requerían ayuda y esa misma madrugada viajé a Oklahoma. Olvidé mi cargador y al día siguiente me quedé sin batería—

—Eso explicaría por qué tu teléfono siempre parecía estar apagado—murmuró Lisa mirando fijamente los ojos de la doctora. 

—Debí intentar contactarte pero las cosas fueron bastante intensas—continuó Roseanne—No teníamos suficientes manos ni recursos para ayudar a todas las víctimas— 

—Debió ser horrible—comentó Lisa y esta vez fue ella quien acarició el rostro de Roseanne. Esta se deleitó con su toque y cerró los ojos para disfrutarlo aún más. 

—Lo fue. Pensaba en ti a cada instante para darme ánimo. Me prometí que en cuanto terminara de ayudar volvería a buscarte—

—¿Qué significa eso?—preguntó Lisa. La última vez que hablaron Lisa le dijo que se estaba enamorando de ella y Roseanne no respondió a su confesión por lo que ahora no sabía que pensar. 

—La última vez que nos vimos dijiste que creíste estar enamorada...—dijo Roseanne mirándola con atención—¿Aún lo crees?— 

Lisa no sabía por qué estaba preguntando eso pero igualmente se encontró asintiendo. 

—Lo dije en serio. Pero ya no lo creo...—dijo Lisa mordiéndose un labio—Ahora estoy segura de mis sentimientos. Estoy enamorada de ti, Roseanne—

Roseanne inhaló profundo y cerró los ojos una vez más. Parecía estar intentando convencerse a sí misma que las palabras que Lisa había dicho eran reales. Cuando abrió nuevamente los ojos, Lisa notó que estos brillaban con emoción. 

—Tenías razón...—susurró Roseanne y Lisa la miró confundida—Tenía miedo de aceptar mis sentimientos. Aunque intenté negarlo muchas veces, en el fondo lo sabía. Yo caí por ti, Lisa. Me tienes completamente a tus pies—

Lisa no necesitó que Roseanne dijera nada más y esta vez fue ella quien cerró la distancia entre ambas para sellar su confesión en un dulce beso. Y Dios, Lisa se sentía en el cielo. No sólo los labios de la doctora la hacían sentir en el cielo sino que saber que sus sentimientos eran correspondidos la hacían sentir en la novena nube. 

—¿Lisa?—la voz de Chitthip las hizo congelarse en el lugar. Lisa rápidamente se separó de Roseanne y se giró para ver a su madre observándolas con los ojos abiertos en sorpresa. 

—Mamá...—murmuró Lisa completamente avergonzada. 

—¿Quién...? ¿Cómo...?—Chitthip parecía tener problema para formular una pregunta. Estaba mirando fijamente a Roseanne y se sorprendió al darse cuenta que Jennie y Jisoo no habían mentido. La chica era realmente atractiva y la miraba impasible, como si no hubiera sido sorprendida besando a su hija en ese preciso momento. 

Until death do us apart (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora