capítulo dos

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TAILANDIA | Maya

—BUENOS DÍAS ABEJA MAYA, levántate que tu tío se ha hecho viral.

Me revolqué por la cama no queriendo levantarme, pero al final se hizo inevitable.

Me senté en la cama y me quedé observando a mi tío con los ojos medio abiertos. Estaba en la puerta apoyado mirando su teléfono, hasta que se me acercó y se me sentó al lado.

—Mira, mira. Mira que barbaridad.— me mostró su móvil donde salía él llamando a Plex de todo— Medio millón de visitas en una noche.

—¿Qué te esperabas? Has dejado en ridículo al chaval.

—Estoy hecho un YouTuber.— me sonrió ignorando lo que le acababa de decir.

—Eso es genial tito.— me froté los ojos y bostecé—Contra más apoyo más fácil va a ser salvar a la capy. ¿Él ha subido algo?

—¿Quien?

—Plex.

—¿El "Yo soy gilipollas"? No, de momento no, pero no te preocupes, no tardará en dar por culo.

Empecé la mañana vistiéndome, aseándome, dando de comer a los suricatas y las iguanas y visitando a Chispas y las demás nutrias.

Después de hacer todo eso, me dirigí al pueblo más cercano al santuario a comprar un poco de comida. Andando quedaba un poco lejos, pero teníamos la suerte de tener una moto para Mateo y para mi, y eso lo hacía más cómodo para desplazarnos. 

—Hola.— saludé en tailandés a la dependienta, que ya me conocía.

No hablaba muy bien el idioma, pero después de pasar temporadas por aquí, al menos me podía defender.

Compré un par de cosas básicas y aproveché también para comprar mi desayuno. Decidí sentarme en la puerta de la tienda (porque daba la sombra) a desayunar mi batido de chocolate y unas pastas típicas de aquí mientras miraba mis redes sociales.

Me salió una notificación de YouTube, y cometí el error de volver a entrar.

Para mi sorpresa se trataba de un vídeo recién subido- otra vez- de Yo Soy Plex, y sentí como un especie de deja vu.

En la portada aparecía una foto suya con cara de haber estado llorando y una capucha, es decir, que ni siquiera tenía una de sus típicas miniaturas.

El vídeo en sí duraba solo tres minutos treinta y tres, y decidí que tenía ese tiempo, así que vi el vídeo.

Básicamente era él disculpándose por todo lo que el vídeo de la capibara había causado, arrepintiéndose de sus acciones y aceptando toda su culpa.

Me pareció interesante la manera tan rápida en la que había recapacitado, y después de ver el vídeo se lo envié a mi tío para que lo juzgara el mismo.

Me tomé mi desayuno y volví a casa, donde Frank me esperaba en la terraza.

—Traigo huevos, uvas, detergente y alguna cosa más que me ha pedido Paloma.— informé a mi tío mientras cargaba las bolsas.

—Muy bien. Ven pa acá, Maya, vamos a grabarle otro vídeo a Yo soy gilipollas.

—¿Es enserio?— esto empezaba ya a cansarme— Ya ha pedido perdón.

—Tranquilaaaa que no es lo que te piensas. Ya sé que ha pedido perdón, y por eso he decidido que no voy a decirle nada más, pero se me ha ocurrido una idea.

—Madre mía, y ahora que.— murmuré.

—Escúchame.— dijo serio— ¿Tú puedes contactar con él?

TAILANDIA, YOSOYPLEX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora