vii. islas mauricio

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ISLAS MAURICIO | Maya

MADAGASCAR FUE CURIOSO.

Adri y yo nos hicimos muy cercanos, me di cuenta que detrás de esa faceta de niño pequeño insoportable había alguien muy majo, y teníamos más cosas en común de las que pensábamos. Con él ya me llevaba bien, pero pasé a llevarme mejor, y eso me gustó muchísimo.

Con Plex pasó lo contrario, curiosamente. Parece ser que en los dos días que estuvimos allí nos fuimos distanciando, alejando.

Estábamos ya en las Islas Mauricio y las cosas no habían cambiado. En el avión me tocó el asiento a su lado, pero vi como le susurró algo a Jopa y de repente se sentó él junto a mi, no Plex.

Me puse los cascos molesta, y no hablé con nadie durante todo el trayecto. Quise saber porqué yo le hablaba y él me respondía, aunque se mostraba distante y un poco seco. Quise preguntarle que mosca le había picado, pero con tanta distancia no me dejó mucha oportunidad de hacerlo.

Nada más llegar a la casa que habíamos alquilado, Dani y Jopa se fueron a la playa a grabar. Aunque no había nada que deseara más que disfrutar del lugar, que era verdaderamente paradisiaco y lo más cercano al cielo, estaba reventada y solo podía pensar en dormir.

Para mi suerte no me dejaron, porque entré Adri y Borja me sacaron de la cama a rastras y me subieron con ellos a una lancha, que nos llevó mar adentro en busca de tortugas.

—¿Qué te parece?— me codeó Adri.

Me había quedado embobada mirando las aguas cristalinas, pensando en lo preciosas que saldrían las fotografías nadando en ellas.

—Estoy enamorada de este sitio.— le contesté.

Supuse que por el ruido del motor de la lancha no debió oírme, porque simplemente me sonrió y pasó un brazo por mis hombros mientras miraba él también por la borda.

Me sentí cercana a él con este gesto, pero no pude evitar mirar a Dani, que estaba sentado entre Jopa y Borja delante nuestro. Nuestras miradas chocaron por un momento, pero no dijimos nada.

Parecía enfadado, y su actitud comenzaba a mosquearme.

Plex se quitó la camiseta en un momento rápido.

Habíamos llegado ya al destino, una zona Del Mar donde se habían reunido más botes con turistas. Lanzó la camiseta y se levantó, dejando todos sus abdominales en frente de mi, el espacio en la lancha era estrecho.

Me los recorrí todos descaradamente, sin importarme que me estuviera viendo. Recién me daba cuenta de lo bueno que estaba, parecía que se me había olvidado desde que nos vimos en Tailandia.

Me abofetee mentalmente por estar pensando en él de esa forma cuando estaba mosqueado conmigo, que a decir verdad, me estaba haciendo a mi estar mosqueada con él.

De repente se me vino algo a la mente, y es que ¿sabéis cual es la mejor forma de solucionar una pelea?

Un buen polvo.

Cuando me quité la camiseta y sus ojos recorrieron mi cuerpo con descaro lo tuve claro.

Solo necesitábamos una fiesta.

TAILANDIA, YOSOYPLEX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora