TAILANDIA, YOSOYPLEX.

xix. tokio parte iii

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TOKIO | Maya

ÉL ESTABA EN FRENTE DE mi con su cámara, y yo no podía dejar mirarle embobada. Lo intentaba, lo prometo, pero se me hacía imposible de resistir.

Ayer por la noche Plex me pidió ser su novia, y desde entonces siento que vivo en una nube.

Mientras contaba a sus seguidores lo que haríamos hoy se me escapó una sonrisa observándole. Borja se dio cuenta enseguida y no se cortó al chincharme.

—Para.— le abofetee la mano con una risita.

Me había dado con el dedo en los oyuelos, burlándose de lo contenta que parecía mientras oía a Plex hablar. Este bajó la cámara por fin, y preguntó si queríamos hacer una parada para merendar antes de continuar con la ruta.

—Por mi si.— dije yo.

—Si, por mi igual.— accedió Felipe.

—¿Los demás?

Los que quedaban asintieron, por lo que empezamos a caminar por el centro de Tokio en busca de un lugar para merendar. Yo iba andando con Lili cuando, de pronto, esta desapareció y fue remplazada por Felipe. Me quedé parada el verle tan de cerca. Lo primero que quise hacer fue asegurarme de que Plex estuviera lo suficientemente lejos como para no darse cuenta de que algo estaba pasando. Para mi suerte así era, estaba el primero de la fila junto con Paconi así que, a no ser que fuera a darse la vuelta repentinamente, no se enteraría de nada.

—Bue, te hacés la dura vos eh.— se burló.

Quise matarlo con la mirada, pero en su lugar simplemente me mordí el labio. No sabía ni qué decir. ¿Cómo se reacciona ante estas situaciones?

—Felipe los dos hemos hecho como que no nos conocemos. Podría decir que tú también te haces el duro, pero paso.— le regalé una sonrisa falsa.

El rubio se rio mientras yo rodaba los ojos. De habitual tenía poca paciencia pero hoy tenía aún menos, así que lo último que necesitaba era a alguien tocándome las narices.

—¿Andas de novia con Plex?— fue al grano.

Lo miré con ganas de decir "no es asunto tuyo", pero creo que diciendo la verdad nos ahorraríamos los problemas.

—Sí.

Creo que la respuesta era obvia, aún así se sorprendió. Lo pensó un poco antes de meterse las manos en los bolsillos y suspirar.