Capítulo 2 - Último día de libertad

867 29 0
                                    

Su cuerpo aun escurría gotas de agua fría, habían pasado algunos minutos y no podía escuchar ni ver nada, pero aún así estaba seguro que su captor se encontraba en la habitación. Comenzó a luchar contra las cadenas que lo aprisionaban, aún sabiendo que no podría romperlas, todo este forcejeo produjo un cierto nivel de excitación, nuevamente su verga trató de erectarse pero tampoco pudo. Rafael no sabía lo que sucedía, trato de gritar por ayuda, justo cuando un golpe duro y lascivo cruzó su abdomen, parecía que le hubieran herido con algo fino y largo, dejando una sensación de dolor muy enfocada y mucho ardor que le hizo doblar el abdomen todo lo que pudo, inmediatamente pensó en un látigo, lo que de nuevo le hizo recordar a su novio ¿Sería él quien le secuestró? No habían quedado en buenos términos, pero el no llegaría a este punto, ¿O sí?, una inquietante voz lo sacó de sus pensamientos.

- Buenos días cachorrito. –

Una voz de hombre, un tanto grave pero agradable hizo eco en su oído derecho. Esa definitivamente no era la voz de Nick, pero estaba casi seguro que la había escuchado antes...

- Justo te iba a preguntar como habías amanecido, pero creo que ya me has contestado, ¿Veo que la noche te ayudó a recuperar fuerzas cierto? –

La voz se escuchaba alrededor de Rafael, al parecer estaba caminando en torno a el, podía escuchar sus fuertes pisadas, posiblemente estaría usando botas. Rafael trató de hablar, aunque la mordaza no se lo permitiría.

- ¡Hmmpff! juum hmm

- ¿Qué? ¿Qué es lo que dices? No puedo entenderte, bueno a fin de cuentas no importa, tus balbuceos y peticiones me son indiferentes, permíteme mejor contarte como serán las cosas de ahora en adelante para ti, ¿quieres?

Rafael intento moverse, forcejear en contra de las cadenas que firmemente lo aprisionaban, trato de balbucear, sin embargo, fue silenciado por un nuevo latigazo, fuerte y profundo esta vez en su espalda. Rafael gritó de dolor y se retorció en su posición casi inmóvil.

- ¿Quién te dio permiso de hablar?, en este punto supuse que ya te habrías dado cuenta que no puedes liberarte de estas cadenas, supongo que eres un poco rebelde, bueno, el entrenamiento se encargará de corregir estas cosas.

"¿Entrenamiento? ¿De qué está hablando este cabronazo?"

- Verás, desde el momento en que te vi por primera vez sabía que tendrías que ser mío, tu delicioso cuerpo, tu inocente rostro, todo de ti llamaba por mi atención. Ahora debes estar preguntándote quien soy yo, pero dejaremos eso para después, primero dejemos en claras algunas cosas:

Por los siguientes días permanecerás en esta misma situación, así es, estarás encadenado, con la mordaza y capucha puestas, no recibirás alimento o bebida; como ya deberías saber, una persona promedio puede sobrevivir hasta 3 semanas sin alimento, aunque solo 4 días sin agua, tranquilo, no planeo asesinarte, eres mi nuevo juguete, pero antes de poseerte debo romper tu esperanza, tu valor y tu mente.

"¿Pero qué mierda estoy escuchando? ¿Entrenamiento? ¿Juguete? No, no no no, tu estás demente si cree que yo me dejaré tan fácilmente"

Rafael intentó luchar de nuevo contra sus cadenas, solo para recibir un nuevo latigazo de nuevo en su espalda igual de fuerte que el anterior.

- Ves, esta es la conducta que debo corregir, pero antes de eso, creo que aun quedan algunas cosas que se deben retirar, permíteme.

Rafael sintió el tacto de las manos de su captor recorriendo su cuello, no era piel, al menos no humana, se sentía como cuero, por lo que definitivamente el hombre debía estar usando guantes. La interacción generó un escalofrío por su cuerpo, que rápidamente se incrementó cuando los los botones de su camisa reventaron al ser abierta por la fuerza dejando al descubierto su cuerpo ligeramente marcado por el continuo entrenamiento deportivo que había llevado hasta el momento. Intentó protestar, pero recibió una cachetada en su mejilla derecha. Lo siguiente fueron las mangas de su camisa que también fueron rasgadas a la fuerza y separadas del torso, haciendo parecer que Rafa estaba vistiendo un chaleco rasgado, que tampoco duró tanto pues fue arrancado con fuerza. Su pantalón sufrió el mismo destino, el hombre tiró de los zapatos con fuerza cuando logró deshacer el nudo, después le quitó las calcetas, dejándolo únicamente con su corbata y boxers.

Ahora eres MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora