Capítulo 19 - ¿Estás cómodo?

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- Me alegra lo que hiciste con mi cuarto, no lo había limpiado en semanas, por eso creo que te mereces una especie de premio, especialmente porque no anduviste de curioso.

- Gracias Señor.

- Estos son algunos de los "juguetes" que vamos a estar usando el día de hoy, para empezar quiero que te subas a la cama y te eches de frente.

- Sí Señor.

Rafael se acercó gateando a la cama del Amo, al momento de adoptar la posición que le había pedido, fue despojado de su arnés, muñequeras, tobilleras, rodilleras e incluso de su plug en forma de cola, dejándolo única y exclusivamente con la máscara; no quería admitirlo pero se sentía desnudo y vulnerable, sin embargo, no dijo nada, simplemente se dejó mientras nuevos equipos le eran puestos, un par de muñequeras y tobilleras de cuero grueso y pesado que posteriormente fueron aseguradas entre sí con gruesas cadenas y ganchos en forma de "X" dándole casi nula movilidad.

Rafael se acercó gateando a la cama del Amo, al momento de adoptar la posición que le había pedido, fue despojado de su arnés, muñequeras, tobilleras, rodilleras e incluso de su plug en forma de cola, dejándolo única y exclusivamente con la máscar...

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Fue entonces que el Amo comenzó a jugar con su cuerpo, primero un par de roces descuidados mientras ponía las nuevas restricciones, después se ensañó especialmente en sus muslos y nalgas, pegándoles con la mano o una fusta e incluso utilizando las ultimas como juguete "anti-estrés" al pellizcarlas y aplastarlas. Rafa al principio agradecía cada interacción, sin embargo decidió pasar a los gemidos y ligeras protestas, que simplemente ayudaron al Amo a encenderse aún más. Poco después le fueron forzados gruesos cinturones de piel gruesos que pasaban por su abdomen y pecho e incluso algunos solo pasaban alrededor de ambos brazos, y eran asegurados a su espalda lo más ajustados posibles.

El Amo continuó castigando su espalda, piernas y glúteos con fustas, varas, paletas y látigos de diferentes formas y dimensiones, sin embargo tenía rato que Rafa no sufría dichas torturas por lo que su cuerpo comenzó a resentirlas, tornándose rojo y los gemidos de placer se convirtieron en gemidos de dolor, cosa que no gustó al Amo, quien dejó de castigar el cuerpo de su cachorro para ir por algo a una mesa cercana.

- Abre grande la boca.

- Sí Señoor.

Rafa ahora podía verla de frente, aquella monstruosa mordaza que estaba diseñada para cubrir su cavidad bucal por completo, por memoria muscular su mandíbula se abrió lo suficiente para dejarla pasar y con ayuda de las hábiles manos del Amo fue introducida en cuestión de segundos, para poco después continuar con el castigo a su cuerpo.

En el cuarto había un reloj en la pared, a un costado de la puerta del baño, Rafael había ingresado al cuarto de su Amo aproximadamente a las 07:00 de la mañana, y ahora que lo volvía a ver se dio cuenta que apenas había pasado poco más de una hora, el castigo a su cuerpo había aumentado en intensidad y ritmo, ahora el chico no solo gemía en una combinación de placer y dolor, sino que su cuerpo comenzaba a resistirse y luchar contra sus restricciones.

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