Capítulo 21 - El chico

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Hey Kinksters, capítulo fuera de tiempo porque mañana es día inhábil en México wiii :3  .  Estoy empezando a tener problemas con el nombre de los capítulos, así que si tienen una mejor opción para este, coméntenlo pls.

Originalmente esta parte de la historia no estaba pensada y la estoy escribiendo sobre la marcha, no deseo profundizar en temas complejos así que muchas escenas serán obviadas, o tratadas por encima.  Ah por cierto, cambié el nombre de Daniel por Ulises, siento que pega más 

¡ A D V E R T E N C I A !

Los siguientes capítulos relatan temas de secuestro, abuso, condicionamiento (físico, mental, emocional) y torturas tanto físicas como psicológicas

Se recomienda discreción

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Habían pasado tres días, 72 horas en las que no había estado concentrado en sus deberes, el Amo lo había castigado con descargas cada vez mas fuertes, había dejado caer platos, roto fotos y mezclado, la ropa el cachorro no estaba concentrado y el Amo sabía porqué, lo había escuchado la primer noche después de regresar del aserradero, hablaba entre sueños y eventualmente se convirtieron en pesadillas, así que por su propia cordura, estaba llevando al chico de nuevo a aquel lugar.

Rafael no estaba seguro de como había comenzado el día, pero allí estaba de nuevo, en aquel lugar, la mayoría de los chicos ya habían sido descolgados de los ganchos quedando únicamente el par de estudiantes universitarios y el presidiario mayor junto al par de policías que aún llevaban sus uniformes puestos. Sus vergas aun estaban duras y excitadas pero su Amo le permitió únicamente acariciarlas, y como mucho lamerlas, pero no podía darles una mamada ni nada parecido. El oficial Smith aún lucía altanero y agresivo, soltando maldiciones amordazadas y luchando contra sus cadenas, en cambio su pareja tenía los ojos rojos, seguramente de haber estado llorando, además que su pantalón estaba manchado de orines y semen seco.

Cuando Sebas volvió jaló a su chico de la correa y lo llevo a una parte posterior del complejo, atravesando algunos pasillos oscuros llegaron a una especie de almacén, donde pudo ver a la mayoría de los otros chicos, unos pocos tenían sus manos engrilladas colgando del techo, mientras que otros las tenían esposadas en su espalda y portando gruesos collares de metal que estaban asegurados a las paredes o el piso. Entre cada chico había una separación de al menos 3 metros, lo que les imposibilitaba el contacto directo entre ellos.

 Entre cada chico había una separación de al menos 3 metros, lo que les imposibilitaba el contacto directo entre ellos

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