Capítulo 6 - Aftercare

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¿Has tenido alguna vez esa extraña sensación de que estabas teniendo un sueño increíble? Ya sea que estuvieras de aventura por un mundo mágico, o practicando profesionalmente un deporte en el que eres o no bueno, o ¿simplemente estando en paz haciendo algo que te gusta? Y de pronto algún estímulo externo comienza a despertar tu mente, el increíble sueño se apaga como una transmisión, tus sentidos reconectan con tu cuerpo lentamente y ¿Cuándo abres los ojos apenas puedes recordar algo mínimo de lo que trataba tu sueño? Pues esa fue exactamente la sensación que tuvo Rafael. Cuando sus ojos por fin se abrieron, no se sorprendieron de la absoluta obscuridad que estaba frente a el, todo el cuerpo le dolía, y por un par de segundos no estaba seguro del porque, entonces recordó la terrible paliza que le Amo le había dado horas antes.

No llevaba guantes, mordaza, collar, muñequeras ni tobilleras, aunque el recordaba haberse quedado dormido al menos con los tres últimos puestos; pasó sus manos por su cuerpo, y comprobó que la mayoría de los golpes se habían convertido en moretones, tenía el cuerpo caliente y algunas partes incluso palpitantes. Se quitó el cobertor de encima del cuerpo, e intentó enderezarse cuando notó el cálido tacto de una mano en su espalda.

- ¿Ya estás despierto?

Rafael dio un respingo, no sabía que el Amo estaba allí, no había dicho nada hasta ahora, además, el cálido tacto de su mano lo sorprendió, al parecer no estaba usando los guantes de siempre. Rápidamente se puso de rodillas con las manos en la espalda lo que provocó una oleada de dolor que recorrió desde sus rodillas hasta el cuello, intentó evitar que el Amo se diera cuenta.

- ¡Buenos días Señor!

- ¿Pero que estás...? No, acuéstate, aun no estas recuperado.

- E-estoy bien - el chico intentó enmascarar el dolor de su voz pero no lo logró.

- No es así, el que ahora seas mío, MI juguete, no significa que pueda casi matarte cualquier día y esperar que al otro no haya consecuencias. No quiero que me temas, quiero que me respetes. Ayer, yo me excedí, descargué contigo frustraciones que no te concernían, y por ello, hoy y quizá mañana aprenderás la otra cara de tu nueva vida, el aftercare. Recuéstate, venga te ayudo.

Rafael emitió pequeños gemidos de dolor cuando las manos del Amo tocaron su pecho y espalda para ayudarlo a tumbarse sobre el colchón. Sintió como su Señor quitaba el cobertor y se sentaba a un lado de él.

- No estoy seguro de porque no quieres que te quite la capucha, pero debo hacerlo

- ¡No Señor, por favor!

- Serás testarudo, lo siento pero debo asegurarme que no estes lastimado.

- Pero...

- Pero nada, te la voy a quitar - el tono del hombre cambió abruptamente de completa autoridad a algo más, ¿amable? - Si tanto te preocupa, ahora mismo estoy usando una máscara, y tú, si quieres puedes cerrar los ojos, pero necesito revisarte.

- Es... está bien.

El Amo levantó ligeramente la cabeza de su esclavo, quien escuchó cuando el candado fue abierto, como el cinturón que aseguraba era liberado y como poco a poco la correa que sujetaba la capucha en su lugar era aflojada. Hasta que un par de minutos después pudo sentir como se deslizaba suave y lentamente de su cabeza, liberando primero el cuello y después el resto de su cabeza, Rafael soltó un par de gemidos de dolor, en parte por el dolor del golpe en la quijada y por otro lado debido a que el sudor arraigado de tantos días había generado un efecto pegajoso, adhiriendo la capucha a rostro del esclavo.

- Ahora veamos, uff, tengo que lavar esta cosa. Mmm sí tienes un buen moretón aquí.

El Amo comenzó a inspeccionar el rostro de Rafael, quien sintió el cálido toque de sus dedos pasar por sus mejillas, frente, cuello. Una sensación que no había experimentado en semanas, se sintió relajado, en calma, querido.

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