Capítulo 4 - Primera comida

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Aquel sueño bizarro terminó de forma abrupta cuando un fuerte golpe en el lado izquierdo de su cara lo hizo reaccionar. Instintivamente se llevó la mano a la zona afectada para darse cuenta de dos cosas: por un lado aun llevaba puesto los guantes de la última vez, agradecía el hecho de que fueran acolchados por dentro pero su manos estaban ya bastante sudadas y el material se sentía pegajoso, estaban fuertemente aseguradas a la altura de sus muñecas y le imposibilitaban usar sus pulgares o cualquier otro de sus dedos. En segundo lugar notó que la capucha era distinta, aún cubría sus ojos, nariz y oídos, pero tenía una gran abertura en la zona de la mandíbula, abarcaba gran parte de sus mejillas así como de su barbilla, sin embargo la mordaza aún seguía en su lugar.

- Hey cachorro, ¿dormiste bien?

- ¡Mmmmph!

- Imagino que tuviste un sueño interesante

- ¡Uhmm homph!

- Pues te tengo una doble sorpresa, para empezar tienes una nueva capucha, tiene una característica especial que hoy será esencial y es que, si te portas bien hoy, quizá te de algo de comer.

Rafael dejó de forcejear, los "entrenamientos" habían sido tan extenuantes que no había reparado en el hecho de que su estómago había estado gruñendo, en ese momento sintió como sus órganos que consumían entre ellos mismos, se percató de su falta de fuerza en las extremidades.

- ¡Pofvpammmph! ¡Tngomm Anbeeph!

Un nuevo golpe le cruzó la otra mejilla.

- ¡Pofvpammmph! ¡AMO! ¡Tngomm Anbeeph!

- Mira nada más, ya estas aprendiendo. Pero como te dije, el que comas o no, dependerá de tu comportamiento de hoy, asi que, ¿Empezamos?

Rafael no sabía porque había cambiado su respuesta de forma instintiva, pero de la misma manera, puso sus manos en la espalda y agachó su cabeza, entonces escuchó como el candado de la puerta se abría, como su captor colocaba una correa a su collar y tiraba de el hacia afuera. Rafael entonces pasó las manos al frente y junto con sus rodillas apoyadas en el piso, comenzó a caminar en cuatro patas; siguió al Amo hasta alguna parte del sótano donde se le ordenó no moverse y aguardar. Sin pensarlo dos veces, se sentó sobre sus piernas y puso sus manos al frente. Sólo entonces se dio cuenta, estaba actuando como un perro domesticado, ¿Por qué lo estaba haciendo? Estaba por cambiar su postura cuando recordó las palabras del Amo "si te portas bien hoy, quizá te de algo de comer" por difícil que fuera, debía complacer a su captor si quería tomar algún alimento, así que se mantuvo en dicha posición y aguardó hasta que el hombre regresara.

- Estás aprendiendo, eso es bueno. Ahora túmbate de espaldas y separa las piernas

Rafael no tuvo más opción que hacer lo que le mandaban, de inmediato, sintió en su espalda el frio concreto del suelo, el hombre levantó su tobillo izquierdo y le ordenó mantenerlo así, le quitó la tobillera y la dejó caer al suelo, entonces Rafael bajó el pie solo para ser reprendido

- ¿Quién te dijo que podías hacer eso?

- ¡Pfdonmmm Ammmo!

- Levántalo de nuevo y déjalo allí hasta que te indique otra cosa.

Rafael volvió a levantar su pie, fue entonces que sintió como le era puesto un nuevo artilugio, era como la tobillera de antes, al menos del mismo material, ya que esta era mucho más grande y compleja, para empezar, abrazaba por completo su tobillo y el empeine, el material definitivamente era cuero semi-acolchado, las correas se ajustaron de forma excesiva y posteriormente el artículo fue unido a algo que lo mantenía suspendido en el aire.

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