Capítulo 45 - Vaciemos esas bolas.

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Lo sé, lo sé, estoy publicando con retraso, lo siento, pero aquí tiene el nuevo capítulo mis Kinksters, espero que les guste, me dejen su estrellita y algún que otro comentario.

Por cierto, aun estoy temeroso que Wattpad decida bajarme la historia :( estoy probando otras opciones, mientras ya saben, si mi cuenta desaparece pueden contactarme en DeviantArt, Patreon o en GSS (GaySpiralStories) dejé la información completa en mi "muro" de Wattpad.

Publicación express, talvez tenga algunos errores.

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Fue sorprendente que ningún auto policial lo hubiera detenido, era vagamente consciente que se saltó todos los semáforos rojos de camino, estuvo a punto de atropellar a un par de personas y causar algunos accidentes, pero este momento lo que menos podía importarle era su propia seguridad, apenas 24 horas antes le había prometido a su cachorro que no permitiría que nadie le volviera a hacer daño, y ahora estaba desaparecido.

Cuando llegó a la dirección correcta no tenía tiempo para procedimientos ni revisiones, aparcó el auto donde pudo y bajó a toda prisa con dirección a la entrada general del establecimiento, un guardia estuvo a punto de detenerlo pero pudo reconocerlo con el tiempo suficiente para abrirle la puerta, de lo contrario el moreno seguramente la habría tirado de un par de golpes. El recepcionista del segundo puesto hizo lo mismo tras un par de golpes agresivos en la puerta de madera antigua, en la recepción principal estaban un par de mujeres y el chico Riley, a quien se acercó primero el Amo y tomándolo del cuello le preguntó:

- ¿Dónde carajos está?

- N-no estoy seguro del paradero de Lady Bolton, pe-pero la Señora Minerva está en el salón de té.

- Busca a la maldita perra y tráemela.

- S-s-sí Señor.

Nadie podría culparlo, Sebastián generalmente tenía un aura que imponía, pero verlo tan cabreado habría hecho que más de uno se hubiera orinado encima, cuando el Amo por fin terminó de subir las escaleras el chico pudo soltar el aire que no sabía estaba reteniendo, sólo hizo falta una mirada para indicar a los sirvientes presentes que se hicieran cargo de encontrar a su joven Ama.

Sebastián ingresó aún iracundo en el salón de té, donde afortunadamente solo se encontraba la mujer que el joven consideraba casi como su propia abuela, pero ni si quiera su sonrisa cálida ni su actitud calma tranquilizaron al joven.

- Sebas, no es propio de ti venir a estas horas ¿sucedió algo?

- Dónde está tu nieta

No fue una pregunta, ni si quiera una solicitud, la mujer rápidamente se dio cuenta que era una exigencia, al parecer Anya se había vuelto a meter en una situación complicada, solo hizo falta una rápida mirada a los ojos del moreno para que la mujer se diera cuenta que todo se trataba nuevamente de aquel esclavo que su nieta había lastimado. Ahora estaba completamente segura de que su nieto en todo menos sangre tenía sentimientos verdaderos y complicados por el joven, y pobre del idiota se atreviera a interponerse en su camino.

Ella misma había hablado con el chico durante la fiesta, y a pesar de su timidez la mujer estaba segura que el chico era cuanto menos intrigante, no generaba el aura natural de un chico forzado a la esclavitud sexual, sino alguien que realmente deseaba estar allí. Debía calmar un poco la ira del hombre delante de ella, en la medida de lo posible, o su Santuario se podría teñir de verdadero carmesí.

- Arriba en su habitación, la mandaré llamar – dijo en un tono lo más calmado posible mientras le ofrecía el asiento delante de ella y hacía señas a los sirvientes libres - ¿Algo con lo que pueda ayudarte cariño?

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