Capítulo 20 - Son sólo mercancía...

488 13 1
                                    

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Bueno, hoy quise pasarme de buena onda, además de publicar fuera de tiempo les traigo un capítulo muy "visual". Ésta parte de la historia no la tenía contemplada, pero se me ocurrió el otro día y decidí que podía aportar cosas interesantes, espero que la disfruten :3

¡ A D V E R T E N C I A !

 Los siguientes capítulos relatan temas de secuestro, abuso, condicionamiento y torturas tanto físicas como psicológicas

Se recomienda discreción

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Rafa estaba preparando el desayuno para su Amo cuando sintió un ligero picor en el cuello, ya había hecho su rutina y Sebas estaba esperándolo en el comedor, así que solo se rascó ligeramente por debajo del collar y apuró el paso, cuando estaba sirviendo el platillo volvió a tener la misma sensación, pero de nuevo no entendía porqué, supuso que sería un efecto secundario o remanente de la extenuante sesión de días anteriores, por lo que no le prestó atención y procedió a sentarse en el suelo para comer su respectivo plato, estando en el suelo sintió el collar activarse con una mayor duración y fuerza a la regular, pero su Amo estaba comiendo, el no podría haber activado el collar, intentó preguntarle a su Amo dándose cuenta que de su boca no salía palabra o sonido cuando una nueva descarga en triple de fuerte lo hizo caer de lado, llevándose las manos al cuello y retorciéndose de dolor.

Entonces abrió los ojos y en medio de un poderoso grito de dolor se revolvió en las sábanas, segundos después, aún temblando, pudo ver el rostro de su Amo, con una mirada colérica y sosteniendo el control de su collar, se levantó y sentó sobre sus piernas, con una expresión entre el arrepentimiento y la ira, mismas que solo le ganaron una nueva descarga.

- Amo, por favor, duele.

- Lo sé, es para que aprendas que cuando te llamo, debes obedecer de inmediato, no me gusta que me hagas esperar. – Rafa tenía las manos sobre el collar, tratando de separarlo de su piel pero era imposible – ya salió el sol, ve a hacer el desayuno.

- Sí Señor, disculpe Señor. – Rafa comenzaba a buscar su equipo cuando recibió una ligera descarga – auch.

- Cállate, no fue tan fuerte. Ve así desnudo, tengo hambre.

- Sí Señor.

Y de hecho Rafael estaba desnudo, excepto por su collar y el cinturón de castidad, al salir de la habitación de su Amo notó que la casa no estaba sucia pero si un poco desordenada, fue directo a la cocina para revisar lo que había en la nevera, tomó varios ingredientes y en menos de 20 minutos había preparado varios burritos de huevo con verduras y otros de carne de res, que sirvió con una porción de frijol y queso, puso la mesa y sirvió un poco de sobras en su propio plato, fue a avisar al Amo y mientras este llegaba fue a tomar su lugar, sabía que el hecho de no llevar puesto su equipo no lo eximia de tomar sus alimentos en el lugar y pose de siempre.

- Me gusta como cocinas.

- Gracias Señor.

- En cuanto termines toma un baño y ponte el equipo, tengo que salir a hacer unas cosas y quiero que me acompañes.

- Sí Señor.

Sebas no puso atención, pero los ojos de Rafa brillaron por un segundo, era la primera vez que saldría de casa. Una vez ambos terminaron sus alimentos, el Amo bajó al calabozo y Rafa recogió las sobras, limpió la cocina y acomodó un poco la casa, hizo lo que su Amo le ordenó y una vez listo, después de unos 30 minutos, estaba esperándolo sentado como cachorro junto a la puerta del frente. Poco después escuchó la puerta del sótano y ver a su Dueño caminar en dirección a él, llevaba puesta una ropa casual conformada por unos jeans viejos y gastados, una playera negra con un estampado de espadas y la típica parka de piel que a Rafa le había gustado pues le quedaba muy bien, venía cargando una mochila en el hombro mientras que en una de sus manos traía el peluche de gato de Rafa junto a una pesada correa de gruesos eslabones de metal que aseguró a su collar. Abrió la puerta de la casa y jaló de la cadena para hacerlo gatear fuera de la casa.

Ahora eres MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora