Capítulo 22: Una mirada con los Potter

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En un comienzo las vacaciones fueron de lo más aburridas, recorrí un poco de Londres y en esa pequeña excursión tuve un percance con una bruja y su horrible gorro con plumas y huesos, que me llevó a terminar sentado frente a un juez del ministerio...

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En un comienzo las vacaciones fueron de lo más aburridas, recorrí un poco de Londres y en esa pequeña excursión tuve un percance con una bruja y su horrible gorro con plumas y huesos, que me llevó a terminar sentado frente a un juez del ministerio de magia y hechicería, durante cuatro horas preguntándome cosas tan obvias como mi nombre y si lo había hecho.

Finalmente, el juez dijo que alguien había pagado mi fianza y me había venido a recoger, sin aguantar mas, me levante de la oscura sala en el que había estado y me acerque a la puerta, al abrirla vi a la señora McGonagall y Fleamont Potter, el padre de James, conversando no muy alegres. Al verme ambos se quedaron callados y sus expresiones cambiaron de tensas a alegres de alguna manera.

-No quiero que vuelva a pasar algo como esto Potter, y eso va para usted también señor Black -dijo la profesora apuntándonos con los papeles que tenía en la mano.

-No se preocupe profesora, no se repetirá -dijo Fleamont con una sonrisa culpable.

-Eso espero, nos vemos en unos días -me dijo la profesora de modo de despedida, y sin más se fue por los pasillos del ministerio.

Me quedé mirando el aspecto del señor Potter, estaba con su típica túnica oscura, ya anticuada para la época, pero elegante, se veía cansado, pero mucho mejor de lo que estaba en el verano en que estuvo enfermo.

-Bien chico, nos vamos a casa.

Esas palabras me sacaron toda la angustia que había estado cargando, dejándome en la cabeza la palabra casa, nos íbamos a Dover, al campo que tanto amaba. Sabía que al llegar me llevaría un gran regaño de los señores Potter, a estas alturas ellos se habían convertido en mis padres y por lo tanto también tenían el rol de castigarme cuando las cosas se me salían de control, pero eso no me molestaba, solo quería llegar a ese paraíso que habían construido la familia Potter y compartían conmigo. Les tenía un gran cariño y respeto por lo amables y cuidadosos que eran conmigo, pero a pesar de todos los momentos juntos, las risas y las historias, algún día se aburrirían de limpiar mi desastre.

-Cambia esa cara Sirius, ya vamos a llegar y no quiero que Euphemia se entere que ambos nos arrestaron el mismo día -Me dijo Fleamont sonriendo con una expresión culpable, ese viejo estaba más chiflado que yo.

James a comparación a cualquier niño de la escuela tenía dos papás que lo habían tenido ya a una edad avanzada, tanto era que ellos podrían ser perfectamente su abuelo, pero eso también le daba el beneficio de que fueran mucho más liberales y que ambos, en especial su padre, estuvieran más locos que una cabra.

El señor Fleamont miraba la ventana mientras el bus mágico nos llevaba directo a sus tierras, la luz que entraba hacía que su cabello se viera aún más canoso de lo habitual, como si los años que ocultaba con su alegría le vinieran encima, lo único que quedaba era su alma de niño y sus luminosos ojos, tan azules como el mar.

-Muchas gracias Amadeo, nos vemos la próxima semana -se despidió el señor Potter del conductor mientras bajaba del bus.

-Cuando quieras Potter, a la próxima tráeme una mejor compañía -dijo el conductor apuntándome con la barbilla.

El Final Y El Comienzo - una historia de Lily y James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora