❃Amare troppo❃

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La primera etapa del concurso en el que estaban participando se trataba del estilo Ballroom y había sido pan comido según Damiano. Era uno de los certámenes más importantes en los que habían participado. Si lograban llegar a la final quedarían seleccionados para formar parte del elenco fijo de danza contemporánea del grupo de empresarios que se dedicaban a cazar talentos y llevarlos al estrellato.

Zayn y Damiano tenían muy en claro que eran buenos bailarines y a pesar de la insistencia del alfa de que no debían confiarse de eso ni dar nada por sentado, Damiano solía pecar de soberbio ante su propio talento y capacidad. Razón por la cual, en el ensayo previo a la segunda presentación se veían más tranquilos que el resto de las parejas del certamen. El omega se mostraba relajado junto al alfa a quien le era incapaz de negarle besos a su chico cuando este se subía a horcajadas de él, robándole sonrisas que llamaban la atención del resto de los bailarines que, a comparación de ellos, permanecían concentrados en los pasos de sus coreografías. Camille se encontraba con ellos, estaba a un costado del salón manteniendo una charla con los otros entrenadores.

—¿Qué hago? ¿Me corto o no me corto el pelo? —preguntó el omega con las manos sujetas al cuello del alfa.

—No lo cortes, te ves precioso con el pelo largo —aseguró Zayn sosteniendo a su chico de los glúteos.

—Uhm... —murmuró—. Ya soy mayor de edad y puedo hacer lo que quiero —reprochó con una sonrisa.

Zayn cerró un poco los ojos y también sonrió ante la actitud caprichosa de su omega. El alfa nunca le negaba nada y en cierta forma sabía que continuaba alimentando a un monstruo consentido, tal como Ian lo llamaba cada vez que el omega hacía alguno de sus berrinches para convencer a su alfa y salirse con la suya. A pesar de que en esa ocasión se tratara del cuerpo de su omega y Zayn no se opondría a nada de lo que Damiano quisiera hacer con él. El alfa daría lo que fuera por ver la sonrisa de felicidad que iluminaba el rostro de su omega cada vez que accedía a cumplir sus deseos.

—Entonces, ¿por qué me preguntas, tesoro? Córtalo... —sugirió sonriente besando luego los labios de su omega, los mismos que no abandonó a pesar de que este continuaría hablando.

Sin embargo, no podía dejar de mirar con el rabillo del ojo al alfa que no le quitaba los ojos de encima a Damiano. Zayn intentaba controlarse, como lo hizo las veces anteriores que aquel imbécil se comía a su omega con la mirada, no deseaba hacer un escándalo en los ensayos, pero le sobraban ganas de romperle la cara.

—Porque quiero saber si yo te gustaría más así —lo besó otra vez—, o con el pelo corto.

El alfa esperó a que su omega prolongara el beso que sucedió a su cuestionamiento antes de responderle. Se prometió no prestarle más atención al imbécil de Wayne.

—Me gustarías de cualquier manera, mi amor —aseguró con cariño—. Además, te verías hermoso hasta con un pedazo de mierda en la cabeza.

El sonido de sus risas resonó en el lugar en el momento que el silencio se apoderó de la sala cuando la puerta se abrió y el coach principal se hizo presente junto con un carraspeo de garganta al ver la situación de la pareja.

Zayn y Damiano miraron al mismo tiempo al hombre y el alfa dejó al omega en el piso quien de inmediato y con seriedad le tomó la mano y se paró a su lado.

"Dannazione/ Maldita sea", se reprochó Damiano en su interior y apretó la mano de Zayn. De todos los coach que podrían haber entrado tuvo que ser él: El temible señor William Hunnam.

William era un prestigioso bailarín y un importante empresario de espectáculos con un currículum apretado de exitosas obras que él mismo había producido y dirigido. Zayn había seguido el rastro del hombre desde hacía algunos años cuando recién se había iniciado en la danza. Solía admirar su técnica, la perfección de sus movimientos y el éxito de su carrera que fue creciendo con el paso de los años. En cuanto supo que el señor Hunnam había abierto una convocatoria de baile en busca de talentos, Zayn no dudó en inscribirse en el mismo junto a Damiano quien compartía el mismo entusiasmo que él, ya que el alfa había sabido contagiarle la admiración que sentía por aquel talentoso bailarín. La pareja había comenzado a prepararse para este certamen desde mediados del año pasado ya que para los dos era muy importante quedar seleccionados.

Piccolo, el show debe continuar [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora