❃Promesse infrante❃

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Un día más en el que Damiano despertó sin ganas de abrir los ojos siquiera; se sentía agotado. El lazo poco a poco parecía estar apagándose y el omega llegó a temer por su vida. Estaba débil, alimentándose muy poco debido a que ni siquiera se levantaba de la cama. Había desistido de llamar a Ian, este no respondía sus llamados, tampoco ninguno de los tantos mensajes que le había enviado. Además de la aflicción por la que estaba atravesando, estaba sumamente preocupado por el silencio que lo rodeaba. Su alfa tampoco había vuelto a responder ninguno de sus llamados, y en cierta forma, lo podía comprender, ya que Zayn le había pedido un tiempo, aunque Damiano no podía dejar de insistir.

Se sentó en la cama y observó el celular por unos instantes mientras consideraba una vez más el pensamiento que lo había invadido desde hacía unos días. Tenía un mal presentimiento en cuanto a lo que estaba sucediendo en Londres. Lo podía sentir en su pecho, pese a la vulnerabilidad de su lazo. Sin embargo, el último sábado por la noche luego de que Zayn terminara la comunicación, el dolor y la desesperación que sintió en su corazón, Damiano bien sabía que pertenecía a su alfa.

Estaba confundido y muerto de miedo. En los últimos tres años jamás había estado solo. A cada lado que Zayn se dirigía, Damiano iba con él. Los planes siempre habían sido de a dos y no saber lo que le esperaba más adelante, le hacía temblar el cuerpo entero. Necesitaba a su alfa, su amor incondicional y su calor cotidiano al que Zayn lo tenía acostumbrado.

Lloró una vez más al verse tan desamparado y otra vez se castigó a sí mismo por haberse equivocado tanto. ¿En qué momento creyó que ocultarle algo tan serio a Zayn, como lo era la interrupción de su embarazo, no traería pésimas consecuencias? Se arrepentía, pero solo de callar aquello que tan estúpidamente se preocupó en ocultar.

Cuando las lágrimas y los sollozos cesaron, con manos temblorosas, tomó el celular y marcó una vez más el número de Ian, pero en esta ocasión, únicamente sonaron dos tonos antes de que la llamada se interrumpiera. Miró su celular corroborando que se había cortado e intentó nuevamente. Sucedió lo mismo y no pudo evitar fruncir el ceño ante aquello. ¿Qué estaba sucediendo con Ian? ¿Por qué no lo atendía? El beta nunca se había comportado de esa manera. Siempre había atendido sus llamadas y acudido ante la necesidad del omega. Algo no estaba bien, lo sentía en los huesos, tal como le decía Vitto cuando este tenía un mal presentimiento.

Consideró si podía molestar a Victorine, no tenía mucha confianza con la beta, pero si esta mantenía una relación amorosa con su amigo, entonces debería estar junto a él y de esa manera podría dar al fin con Ian. Marcó el número de la mujer y respiró profundo mientras se llevaba el celular a la oreja. Sus latidos estaban acelerados y expectantes.

La voz de la beta del otro lado de la línea le provocó al omega cerrar los ojos con alivio.

—Victorine... Siento molestarte —se disculpó amablemente—, pero hace unos días que estoy intentando comunicarme con Ian y no responde mis llamadas. Estoy un poco preocupado. —Hizo silencio para darle lugar a la beta para responderle, sin embargo, no recibió respuesta alguna—. ¿Podrías comunicarme con él, por favor? ¿O decirle que atienda el jodido teléfono? —dejó escapar una pequeña risa que minimizaría su exabrupto. La mujer continuó en silencio y Damiano debió corroborar en la pantalla de su celular que la llamada continuaba llevándose a cabo—. ¿Victorine? ¿Me escuchas?

—Creí que Zayn había hablado contigo... —dijo con voz triste.

El omega frunció el ceño en tanto los latidos de su corazón comenzaron a acelerarse cada vez más, ya que el tono que la beta estaba utilizando no podía presagiar nada bueno.

—Él y yo... No estamos atravesando un buen momento... ¿De qué debería haberme hablado?

—Damiano... —susurró.

Piccolo, el show debe continuar [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora