Piccolo, el show debe continuar [I]

❃Vicino al tuo cuore❃

Levantó la mirada al cielo y respiró profundo para recuperar el aliento después de haber corrido cinco kilómetros y de hacer sus estiramientos diarios. Nadie podía decir que Damiano era un improvisado en su desempeño como bailarín; cumplía religiosamente con su rutina de entrenamiento diario al igual que Zayn. Ambos realizaban la misma rutina exceptuando los días que el alfa asistía a sus sesiones de terapia, razón por la que ese día, Damiano había entrenado solo.

Se levantaban temprano por la mañana, ya que no les provocaba quedarse remoloneando en una cama de noventa centímetros y en una habitación que no alcanzaba los cuatro metros de ancho ni de largo. Vivían dentro del club nocturno donde trabajaban hacía seis meses, cortesía de Farid que se los permitía. Evitaban muchos gastos y podían ahorrar para pronto rentar un departamento. Zayn administraba el dinero y lo hacía realmente bien. Damiano lo agradecía porque él no era bueno en eso, al contrario, era muy bueno gastando, aunque solía controlarse, ya que su alfa le daba todos los gustos que se podían. No se quejaba, ciertamente llevaban una buena vida. 

También habían participado de tres concursos de baile, de los cuales ganaron dos de ellos de la mano de Camille como entrenadora. Poco a poco estaban abriéndose paso en el ambiente musical y comenzaban a ser considerados una de las mejores parejas de danza contemporánea de Brooklyn. Además, habían decidido participar en el concurso de danza moderna más prestigioso de Manhattan, patrocinado por un importante productor, quien era reconocido por ser un gran cazatalentos. Una oportunidad que Damiano ni Zayn querían perder. Motivo por el cual entrenaban y ensayaban más de lo normal, a pesar de que aún les quedaban algunos meses por delante para la audición.

El omega apoyó las manos sobre el parapeto de la azotea dónde se encontraba. Les gustaba ir allí para realizar el estiramiento luego de entrenar. Respiró profundo al haber recuperado el ritmo cardíaco normal. Mientras observaba el cielo rosado y como el sol se iba levantando en el horizonte, se acariciaba despacio la marca que lucía tan orgullosamente en su cuello, la misma que Zayn reabría frecuentemente. Sintió un cosquilleo agradable y sonrió.

—Mi manchi, amore... / Te echo de menos, amor... —susurró despacio sintiendo la cercanía de su alfa cada vez más; le gustaba creer que Zayn lo sentiría donde fuera que se encontrara.

Muy lejos había quedado la vida del hogar y la tristeza con la que ambos se fueron de ese lugar; la que nunca más los atormentó. Gente que nunca más vieron, excepto Ian y Ethan que veían con frecuencia. Zayn y Damiano eran felices en su presente, proyectando un futuro prometedor por el cual trabajaban duro día a día.

—Eccomi qui, tesoro / Aquí estoy, tesoro —susurró también el alfa en el momento que envolvió con ambos brazos la cintura del omega.

—Alfa... —respondió Damiano dejando caer su cabeza en la clavícula de Zayn, hundiendo su nariz en la fuente de aroma del chico. Dio una profunda respiración, inhalando la suave fragancia que tanto amaba—. ¿Cómo te fue hoy en tu sesión?

—Bien —se encogió de hombros—. Supongo...

—Uhmm... —masculló luego de que besó el cuello del alfa—. ¿Quieres hablar de eso?

—Estoy bien, amor... No tienes que preocuparte por eso —aseguró cariñosamente y despacio comenzó a voltear al omega dejándolo frente a él—. Te amo —dijo con una sonrisa.

Damiano sonrió ampliamente observando las avellanas de su alfa, la manera en la que tan encantadoramente brillaban. Adoraba los sencillos gestos o atenciones que Zayn tenía con él. La capacidad que este tenía de transformar un momento ordinario en uno especial con esos simples detalles.

—Te amo, mi amor... —respondió el omega y le acarició despacio la mejilla a su alfa deleitándose con su sonrisa hasta que se atrevió a mirar otra vez esas atrayentes avellanas. Quizá lo evitaba porque sabía que sería capturado por ellas; hechizado por su encanto.