Abrió los ojos despacio, había poca luz en la habitación de Ethan, pero era suficiente para que pudiera distinguir que aún era de noche. Llevaba dos semanas durmiendo en la litera de arriba, gracias a que el compañero de Ethan había dejado el hogar ya que había cumplido los dieciocho años algunas semanas atrás. Ahora compartía una habitación, aunque era mejor tener una para él solo, tal como la tenía cuando Zayn le cedía la de él.
Había hablado con su amigo con respecto a la curiosidad que sentía por saber por qué el alfa era el único que poseía un cuarto para él solo, y este le había contado que las malas lenguas decían que Zayn le pagaba una renta a la señora Damude para obtener así ciertos privilegios que otros no tenían. Y la otra pregunta que Damiano se hacía era: ¿De dónde sacaba Zayn el dinero?
Se sentó en la cama y refregó sus ojos. El omega no podía negar que no había pasado un solo día sin pensar en el alfa, a pesar de que lo había tratado de evitar en todo momento. En los espacios compartidos trataba de ubicarse lo más lejos posible de Zayn, aunque no pudo evitar asegurarse de que el chico no había vuelto a acercarse a Amber.
Se detestaba por estar tan pendiente de ese alfa demente. Se había propuesto olvidarlo, seguir adelante. Solo había compartido algunos revolcones con él, pero ¿a quién quería engañar? No importaba en qué situación se había dado, Damiano tuvo su primera vez con Zayn y a pesar de que este estaba en celo cuando eso sucedió, el omega pudo sentir el cuidado del alfa. La manera en la que supo controlarse para no lastimarlo, y Damiano no tenía experiencia en cuestiones sexuales, pero por lo que había escuchado de sus amigos alfas u omegas, era que un alfa podía perder la razón durante sus celos ya que su animal tomaba el control, y si bien Zayn había sido un poco brusco, jamás perdió el control. ¿Por qué tomarse ese cuidado por un omega que no conoces y solo está satisfaciéndote?, se preguntó nuevamente.
—Damiano, per favore... Non iniziare... siamo pace... / Damiano, por favor... no empieces... estemos en paz.
Respiró profundo y se vistió con la misma maldita ropa de todos los días. Se repetía una y otra vez que al menos tenía que ponerse. Se acercó al reloj que Ethan tenía colgado en la pared y chequeó la hora, las cinco y quince. Debía apresurarse para llegar a tiempo al puesto de periódicos del señor Morgan.
Damiano había logrado conseguir un trabajo, la paga no era mucha, pero sí la suficiente para comenzar a ahorrar el dinero para inscribirse en la academia de danzas. Solo debía tomar la bicicleta del señor Morgan e ir a entregar los periódicos que los clientes pagaban para que se entregaran a primera hora y diariamente en sus hogares. Era una tarea sencilla y lo ayudaba a familiarizarse con las calles de Brooklyn. No podía quejarse, era lo mejor que pudo conseguir siendo menor de edad.
Se puso la chaqueta que Zayn le había regalado cuando regresó al hogar y salió de la habitación sin hacer ruido. Debía ir al baño antes de irse a trabajar y eso era lo que más detestaba de su nueva habitación, no tenía baño privado.
Salió del cuarto y comenzó a atravesar el oscuro pasillo. Damiano no era un omega temeroso, pero desde el episodio con Evan, siempre permanecía atento a su alrededor, jamás caminaba distraído por los pasillos, a pesar de no haber vuelto a ver al alfa por ningún lado, no se confiaría.
Ralentizó el paso cuando estaba por pasar frente a la puerta roja. Era insensato, ya lo sabía, pero no podía evitar detenerse cada día en esa maldita madera de color bermejo y corroborar que no había rastros del sándalo en ese cuarto. Sonrió conforme al corroborar aquello y continuó su camino hacia el baño.
Non so perché sorridi, stupido omega / No sé porque sonríes, estúpido omega, se reprendió a sí mismo.
Luego de su aseo personal, no se demoró mucho en llegar al puesto del señor Morgan ya que el mismo quedaba a tan solo unas cuadras del hogar. Debía agradecer la libertad que tenía dentro de este, la señora Damude le había permitido quedarse, a pesar de que Damiano no tenía siquiera una identificación personal americana y, además, era extranjero e ilegal. Tenía todas las de perder en ese país y mucho que agradecer a ese alfa demente. Damiano era conocedor de que vivía en el hogar gracias al trato que Zayn había hecho con la señora Damude. El chico había regresado al tratamiento psicológico a cambio de su hospedaje.
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Piccolo, el show debe continuar [I]
Romance🏠PRECUELA DE EL CAMINO A CASA🏠 Un omega adolescente llega a Brooklyn desde Italia, buscando cumplir su sueño de convertirse en un bailarín profesional. Sin experiencia y sin dinero se sumerge en una aventura que cambiaría su vida para siempre. Sin...