❃Ceneri❃

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—¿Se encuentra usted bien? —le preguntó amablemente la azafata.

Con dificultad, Zayn abrió los ojos y miró los de la mujer. Carraspeó algunas veces en un intento de encontrar su propia voz, no obstante, no logró hallarla por lo que solo pudo asentir con la cabeza.

—¿Quiere que le traiga alguna bebida?

Negó rápidamente y llevó la mirada a la ventanilla para que la azafata se fuera de una jodida vez y cuando al fin lo hizo, apoyó la frente en su mano y la masajeó algunas veces. Estaba mojado con sudor, el corazón le palpitaba tan rápido y le resultaba tan difícil respirar con normalidad. El dolor en su pecho lo estaba aturdiendo llegando a desesperarlo, tanto que estaba ideando las maneras de regresar a casa junto a Damiano e intentarlo una vez más, porque luego de haberlo tenido anoche, de la manera tan dulce en que lo amó, podría arrodillarse ante su omega y someterse a su amor y a sus caprichos una vez más.

A pesar de ese desenfrenado deseo, no podía olvidar lo sucedido; el dolor que le había causado el hombre que más amaba en el mundo. Por quien había estado dispuesto a matar y a dar la vida. Sin embargo, el monstruo que el amor de Damiano había sabido mantener adormecido, había despertado más hambriento que nunca y este mismo, le recordaba que ahora había una parte de él que odiaba a ese omega tan profundamente como lo amaba y que nunca más, a partir de ese momento, le permitiría adorar a ese chico de contestaciones elocuentes y acciones impulsivas.

❁❁❁❁

Con mucho esfuerzo, Damiano logró levantar la cabeza de la almohada del alfa, las mismas que sus lágrimas habían empapado. El dolor no había cesado y aunque no lo creyó posible, se había incrementado al punto de desesperarlo. Se sujetó de la cama y se puso de pie, caminaba despacio debido al agotamiento físico que sentía. Estaba empapado con sudor y sus extremidades estaban heladas. Gracias a las paredes que le sirvieron de apoyo, pudo llegar hasta dónde había dejado su celular y marcó el número de Ian. El tono de llamada sonó hasta que se cortó.

Per favore, Ian. Per favore, rispondi. / Por favor, Ian. Responde —rogó en el momento que lo intentó nuevamente.

—Omega —respondió Ian al tercer tono.

Damiano sintió un alivio tan grande que solo pudo largarse a llorar desconsoladamente.

—¿Estás bien? ¿Qué sucedió? —preguntó con preocupación.

—Zayn... —pudo decir con la voz entrecortada.

Hubo un breve silencio antes de que el beta hablara otra vez.

—Dime que él está bien, que no le ha sucedido nada —pidió con temor.

—Se marchó... Me dejó.

—¿Qué? —cuestionó sorprendido—. ¿Cómo que se marchó? ¿Estás seguro?

—Sus cosas no están, Ian —sorbió su nariz y limpió sus lágrimas—. Se fue... Siento la distancia en el lazo... —pudo decir antes de largarse a llorar otra vez.

—Por favor, cálmate... —pidió comprensivo—. Trataré de ubicarlo, probablemente esté viniendo para acá. No conozco otro lugar a dónde podría ir.

—Ian, por favor, habla con él... Por favor... No puedo...

—Italiano... Tranquilo, haré lo posible, ¿está bien?

—Promete que me llamaras si sabes algo de mi alfa.

—Sabes que lo haré, pero, por favor, mantén la calma. Todo se resolverá.

—Siento que voy a morir, Ian... —confesó con dolor, tragándose el llanto para poder hablar—. Me duele todo el cuerpo, el lazo me quema y sigo sin sentir a mi omega...

Piccolo, el show debe continuar [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora