❃Delusione❃

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Su pecho golpeó contra la pared cuando el alfa lo empujó contra esta. Se sostuvo como pudo cuando los labios de Wayne comenzaron a besar su espalda. Gimió complacido y sonrió conforme por la atención.

—Me calienta escucharte, Damiano —confesó el alfa.

Él podría tener a quien quisiera y causar esto mismo en otros hombres o mujeres. Aquel alfa estúpido comprendería que no podía tratarlo de esa manera. Estaba seguro de que nunca más Zayn lo dejaría tan caliente como lo hizo los últimos días.

Jadeó en el momento que sintió a Wayne bajándole la cremallera de su jean. Hizo el culo hacia atrás pudiendo sentir la dura entrepierna del hombre. Las grandes manos del alfa acariciaron su pecho. La sensación era placentera, pero extraña al mismo tiempo.

—Hueles dulce, omega —susurró Wayne en su oído—. Voy a disfrutar comiéndote todo.

Damiano sonrió y se dio vuelta quedando frente a frente con el alfa. Este detuvo la mirada en su pecho y se relamió los labios antes de acercase y comenzar a chupar su piel.

—Tu alfa debería atenderte mejor... —dijo con un tono socarrón.

Damiano rodó los ojos con hastío, realmente esperaba a que el imbécil no comenzará a decir estupideces que no tenía ganas de escuchar. Él solo buscaba liberarse.

—Si fueras mi omega te atendería tan bien...

El italiano cerró los ojos al sentir hacia donde se dirigían los labios del alfa y gimió cuando este le tomó el miembro y se lo llevó a la boca. Sintió el placer y una tirantez en su pecho que intentó ignorar. Una tristeza que su excitación logró opacar.

—Estoy tan caliente —dijo el omega tomando la cabeza de Wayne presionándolo contra su pelvis—. Chúpala así... Mierda... —jadeó de placer al sentir los dedos del alfa jugar con su entrada mientras le proporcionaba placer a su miembro—. Sí... Sí... Estoy cerca —advirtió.

Por supuesto que era conocedor de que no aguantaría mucho. Había esperado durante días poder llegar a un orgasmo, el cual le habían prohibido cada vez. Su abdomen comenzó a contraerse y solo pudo sujetarse de los hombros de Wayne en el momento en que sus piernas comenzaron a temblar.

—Sigue así... Voy a acabar —advirtió entre gemidos que fueron creciendo a medida que comenzó a alcanzar el orgasmo. Cerró los ojos y como siempre, cada vez que lo alcanzaba, las avellanas de su alfa colmaban su mente; lo que más amaba en el mundo: Mirar a su alfa a los ojos mientras ambos llegaban al máximo placer—. Alfa... —susurró pidiendo por Zayn. Apretó con fuerza los hombros contrarios mientras gemía y respiraba agitado por causa del intenso orgasmo. No obstante, la fuerza con la que se sostenía para no caer, de pronto se convirtió en la necesidad de quitarse de encima al hombre—. Ya está... Ya está. Quítate —pidió con seriedad.

Las sensaciones que antes logró ignorar, en esos momentos que la claridad volvía a tomarlo, lo invadieron con ímpetu. La desilusión y la tristeza conquistaron su lazo y se sintió el peor omega del mundo.

El alfa succionó con lascivia por última vez su miembro y pasó la lengua por su abdomen ascendiendo rápidamente.

—Te la voy a meter toda, omega... Cuanto me calientas —masculló con deseo.

Damiano quiso retroceder, pero este lo tomó de la cintura y comenzó a besarle el cuello.

—No... el cuello no —se quejó molesto, sin embargo, el alfa parecía no escucharlo ya que de todas maneras pasó la lengua por su marca—. ¡No! —Puso ambas manos en el pecho de Wayne intentando quitárselo de encima, a pesar de que este no se había movido de su lugar—. ¡No toques mi marca! —pidió haciendo su cuello hacia un lado, sintiendo hasta nauseas de sentir su cicatriz siendo tocada por otro.

Piccolo, el show debe continuar [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora