❃Baco❃

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—Listo. Funciona perfecto —aseguró Johnny una vez que la lámpara en el techo estaba al fin instalada.

—Gracias por ayudarme —dijo Damiano con una sonrisa.

—No fue nada —respondió el chico de cabellos colorados y ojos verdes con una pequeña elevación despreocupada de hombros—. Si necesitas algo más solo pídemelo.

—Lo haré. Gracias —contestó amablemente mientras sostenía la puerta.

Una vez que el chico abandonó el lugar, Damiano la cerró a su espalda. Volteó para ver el cuarto y quedó satisfecho con el resultado. Luego de haberlo limpiado junto a Johnny y Victorine, había dejado de ser un depósito maloliente para convertirse en un cuarto acogedor de color crema, que parecía mucho más grande una vez que lo vaciaron.

Zayn había permanecido al margen durante toda la refacción del mismo, ni siquiera dijo nada cuando Damiano sacó plata de la caja para comprar la pintura y la cama. Al igual que el omega tampoco lo hizo cuando encontró su tocador dentro del cuarto, la mañana que comenzaría a ordenarlo luego de haber esperado a que la pintura se secara.

Agarró la bolsa de la lavandería donde estaba la ropa que habían comprado junto a Zayn para que el omega utilizara en sus shows y que este había dejado en una bolsa de consorcio en el depósito como si fuera basura, y comenzó a colgarla en su perchero. Acariciaba encantado la tela de cada albornoz, tal como lo hizo al momento de comprarlos. Cada uno le llegaba hasta los talones y su bordado de flores negras era delicado y hermoso. Una vez que los acomodó se detuvo a verlos nuevamente; le fue imposible recordar la primera noche que los usó.

«Te ves precioso, tesoro»... «Serás el rey de este lugar, piccolo»

—Tú serás el rey de este lugar, mi amor... Yo seré el príncipe... —recordó en voz alta.

Tragó el nudo que se formó en su garganta y dejó escapar un doloroso suspiro en el mismo momento en que alguien golpeó su puerta. Se sobresaltó ante eso y se limpió una lágrima que no pudo contener antes de abrir la puerta.

—¿Johnny? —preguntó confundido—. ¿Olvidaste algo?

—Uhm, no... Sí... —balbuceó rascándose la nuca—. En realidad... Yo... Quería preguntarte, como aún el club no abre... Si querías tomar unos tragos conmigo... Aprendí a hacer uno nuevo y si quieres... puedo prepararlo para ti —dijo con la voz entrecortada.

Damiano sonrió amablemente ante los evidentes nervios del barman.

—Sí, me gustaría. Pero solo hasta que las puertas se abran —aclaró el omega de buena manera.

—Sí. Sí, por supuesto —respondió el joven alegremente.

—Terminaré de prepararme y te buscaré en la barra.

El beta asintió con una gran sonrisa y Damiano cerró la puerta en cuanto este se fue con una notable alegría en el rostro. No obstante, no superó el entusiasmo que la mirada de Johnny reflejaba al ver a Damiano llegar. Al de cabellos colorados parecía que le era imposible quitar sus ojos de la sensual figura del omega. Este vestía un conjunto de arnés de bondage y unos de sus albornoz en color negro, largo hasta los pies, que lucían unas botinetas del mismo color.

Al joven se le resbaló la copa que estaba preparando justamente para el escultural y bello omega que se acercaba a paso seguro hacia él.

—Mierda... —masculló.

Damiano sonrió y bajó la mirada, la que levantó otra vez cuando se sentó frente a la barra.

El barman lo miró otra vez en el momento que recuperó el control de sus manos. Los ojos del omega estaban maquillados con sombra de color negro y un suave delineado en la parte inferior de sus ojos, lo que resaltaba la tonalidad avellana de los mismos.

Piccolo, el show debe continuar [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora