—¿Pudiste descansar algo? —preguntó Victorine antes de beber su café.
Damiano resopló agotado y negó con la cabeza mientras acariciaba los bordes de su taza con un dedo. Desde que había terminado el tratamiento de analgésicos que lo ayudaban a descansar toda la noche, no había vuelto a pegar un ojo durante las mismas.
—Yo tampoco —confesó la beta sinceramente.
El omega levantó la vista y miró a la mujer.
—¿Lo extrañas?
—Mucho —admitió Victorine.
—No puedo creer que ya no lo veré nunca más... —dijo Damiano con la voz entrecortada—. Nadie puede culpar a Zayn por cómo se está comportando. —Victorine lo miró y apoyó su taza sobre la mesa—. Ian era la única persona que podía calmarlo y hacerlo entrar en razón.
—¿Por qué siempre tratas de justificarlo? Ian hacía lo mismo —preguntó sin reproches.
Damiano frunció sus labios con una mueca desanimada.
—Supongo que conocemos quien realmente es Zayn...
—¿Quién es Zayn? —quiso saber ella.
El omega sonrió con tristeza.
—Mi alfa es una persona generosa que te brindará siempre lo que necesites antes de que lo pidas. Es dulce, muy dulce —explicó con lágrimas en los ojos—. Le gusta que le acaricien la espalda y nunca se cansará de pedirte que lo hagas. También le gusta acariciarme el cabello hasta engrasarlo por completo —sonrió recordando las veces que le reclamaba aquello a Zayn—. Mi alfa es atento y protector... Jamás permite que alguien se acerque a mi de manera incorrecta. También le encanta darme regalos y sorpresas... Sin duda es algo que lo caracteriza... —Hizo silencio en el momento que supo que comenzaría a llorar.
Victorine esbozó una sonrisa y respiró profundo cuando el omega no pudo continuar hablando.
—Puedes quedarte aquí el tiempo que necesites... —ofreció la beta cambiando de tema para que el omega no se sintiera tan mal.
Damiano sonrió como pudo, limpiando las lágrimas de su rostro.
—Gracias, pero buscaré un hotel donde pueda quedarme...
—¿Te quedarás mucho tiempo más?
—No lo sé... En Brooklyn tengo mi casa, pero no sabría qué hacer... En realidad, lo único que sé hacer es bailar, porque nunca tuve que preocuparme por nada más. Pero el club también es mío...
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó la beta confundida, observando con seriedad al italiano quien dejó escapar un largo suspiro—. ¿No estarás pensando en quedarte?
—No puedo irme sabiendo que dejaré a Zayn en ese estado. Sé que él me necesita aunque nunca lo admita.
—Damiano... No es una buena idea...
El omega negó con la cabeza.
—Sinceramente ya no sé lo que es una buena o mala idea... Solo quiero estar cerca de mi alfa.
—No será fácil...
—Más difícil será volver a mi casa vacía, con todos los recuerdos que hay de nosotros allí. No lo soportaría...
—Entiendo —dijo Victorine comprensiva—. Sabes que puedes contar conmigo...
—Gracias —respondió Damiano con una leve sonrisa y llevó su mirada a la taza de café que sostenía en una de sus manos.
Esperaría a que Victorine se fuera a trabajar para buscar un lugar en dónde quedarse. No quería estar solo, le temía a la soledad. La misma que regresaba a su vida luego de creer que la había dejado atrás cuando escapó de Salerno.
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Piccolo, el show debe continuar [I]
Romance🏠PRECUELA DE EL CAMINO A CASA🏠 Un omega adolescente llega a Brooklyn desde Italia, buscando cumplir su sueño de convertirse en un bailarín profesional. Sin experiencia y sin dinero se sumerge en una aventura que cambiaría su vida para siempre. Sin...