❃Fedeltà❃

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La camioneta había alcanzado una velocidad tan alta que resultaba difícil distinguir las farolas a los costados de la autopista. We found love, de Rhianna sonaba a todo volumen en la Nissan Pathfinder que Zayn y Damiano habían logrado comprar unos meses atrás.

El alfa estaba sentado cómodamente en el asiento trasero con su omega a horcajadas suya. Una cabellera rubia, casi blanca, se entreveía en el asiento del conductor, a su lado, el omega de cabello negro, ahora largo hasta los omóplatos, aplaudía al ritmo de la música con una botella de cerveza en la mano. Las ventanillas bajas permitían que el viento se colara dentro del vehículo, despeinando el cabello de Damiano quien ni siquiera se interesaba al respecto. Estaba sumamente entretenido besando a su alfa mientras con una mano sostenía una pequeña botella de agua mineral. Las manos de Zayn se perdían por su espalda, recorriéndola de arriba hacia abajo con una delicadeza que estaba haciendo sudar al italiano, causando también la humedad en aquella zona baja que necesitaba con urgencia que fuera atendida por su alfa pakistaní, como solía llamar en broma a Zayn.

—No quiero beber agua, amor —reprochó en medio del beso.

—Acabas de tomar una perla, no puedes beber alcohol —reprendió el alfa ganándose un mohín de su omega—. Ya lo sabes, piccolo.

Damiano rodó los ojos y dejó la botella en el panel interior de la puerta. Rodeó el cuello del alfa con ambos brazos y continuó besándolo y meneando suavemente sus caderas como si estuvieran solos en la camioneta, a pesar de que las voces de Ian y Ethan se escuchaban con claridad.

—¿Y si quiero beberte a ti? ¿No eres una especie de droga? —cuestionó con seriedad. Zayn le sonrió y el corazón del omega se aceleró en respuesta.

—¿Cómo así, pequeño? —preguntó acariciando cariñosamente la espalda del italiano.

—Es que, soy adicto a ti, mi alfa... —respondió con otra sonrisa que Zayn no se demoró en besar.

Damiano profundizó el beso, tanto que el alfa emitió un gruñido al sentir la erección de su chico en su estómago. Llevó una mano al pecho del omega y lo hizo hacia atrás rompiendo el beso. Lo miró con seriedad mientras su mano subía despacio por el pecho de Damiano hasta tomarlo del cuello y apretar solo lo necesario para hacerlo jadear en tanto con su otra mano desprendía el botón del jean contrario. Damiano lo miraba fijo también, relamiéndose los labios ante la expectación.

—Zay, ¿cuál vía tomo? ¿Debo salir ahora?

La voz de Ian hizo que el alfa quitara la mirada de su omega y la llevara hacia la autopista.

—¡Zayn! —lo apresuró el beta.

—Toma la salida —respondió el pelinegro con calma, volviendo luego la mirada a Damiano, quien no le había quitado los ojos de encima, y continuó bajando la cremallera del pantalón.

—¿Terminarás lo que empieces aquí? —inquirió el omega de mala manera.

Zayn alzó una ceja y sonrió con picardía.

—¿Lo mereces, Damiano? —preguntó con sequedad.

El omega alzó también una ceja y sonrió de costado. Desprendió con rapidez los botones de su camisa y la arrojó a un lado en el asiento.

—¡No puedo creer que estén haciendo la chanchada ahí atrás mientras nosotros estamos aquí! —gritó Ethan con indignación. Ian rio en respuesta, aunque no parecía estar espantado como el omega—. ¿Tú apruebas esto? —le preguntó al beta llevando la mirada hacia él.

—Su camioneta. Sus reglas —respondió entre risas.

—¡Dios! ¡Qué asco! Esperen hasta que nos bajemos. ¡Asquerosos! —reprochó nuevamente.

Piccolo, el show debe continuar [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora