❃Resilienza❃

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El omega permaneció observando a la mujer irse del local. Se sentía feliz y no creía que podría sentirse así luego de que quisieran abusar de él en el hogar y que tristemente le robaran la mochila y con ella las posibilidades de poder costear una academia de baile.

—No puedo creerlo —dijo Damiano cuando se quedaron solos otra vez.

—Bailas increíble, omega —admitió Zayn con seguridad.

—Pero nos caímos por mi culpa...

Zayn agarró su mochila y se acercó al omega tomándolo del mentón.

—Hay acrobacias que llevan mucho tiempo de ensayo y eso no significa que no lo sepas hacer —explicó con tranquilidad—. Lo haces muy bien, piccolo, y con práctica lo harás mucho mejor. —Damiano asintió a su pregunta y bajó la mirada. Zayn frunció el ceño, sin embargo, dejó pasar aquello—. Debo cerrar el local.

El omega levantó la vista y asintió con seriedad, luego tomó distancia y esperó al alfa en la calle.

—¿Tienes la llave del estudio? —preguntó Damiano con curiosidad en el momento que comenzaron a caminar por la acera.

—Sí... Camille me la dio hace algunos meses...

Damiano permaneció en silencio considerando aquello. ¿Por qué una mujer responsable le daría la llave de su negocio a un loco como Zayn? ¿Realmente confiaba tanto en él?

—¿Quieres ir al parque? —preguntó el alfa con un deje de timidez que Damiano reconoció de inmediato—. Está soleado y... Para tomar el sol y eso...

—Para tomar el sol y eso... —bromeó Damiano, haciendo que Zayn riera mientras bajaba la cabeza. ¿Acaso estaba poniendo nervioso al alfa?—. Sí, me gustaría.

De inmediato se reprendió por acceder tan fácilmente a los encantos de ese alfa que tan loco lo volvía.

—¿Qué te causa tanta gracia? —preguntó Zayn.

—Nada... —respondió Damiano negando con la cabeza. Estaba observando la zona desde que cruzaron la avenida principal y estaba seguro de que ya había estado aquí. Cuando el gran parque se hizo visible ante sus ojos, lo reconoció de inmediato—. ¿A este parque te referías? Zayn, no... —Dejó de caminar mientras sujetaba con fuerza el manubrio de la bicicleta. Jamás olvidaría el momento en que buscó refugio en los bancos de ese parque ante la fuerte tormenta que se había desatado en una de las noches que tuvo que dormir aquí—. No quiero entrar en este parque. Aquí... Aquí me encontraste...

—Exacto. Aquí te encontré —afirmó con superación—. Eso es lo único que debes recordar, que estás a salvo.

Damiano negó con la cabeza arrugando las cejas.

—No... me da tristeza. No quiero.

Zayn se volteó hacia el omega y lo tomó de los brazos.

—Si no enfrentas tus miedos, ellos terminarán comiéndote, Damiano —dijo con seguridad—. ¿La pasaste como la mierda? No hay dudas, pero no más. El pasado quedó atrás y tú sigues en pie. ¿No es así? —preguntó con una voz llena de autoridad que hacía estremecer los músculos del omega. El contrario asintió a sus palabras—. Recuerda que nosotros morimos y resucitamos las veces que sean necesarias —concluyó.

Damiano permaneció mirándolo fijo con la boca un poco abierta a causa de la sorpresa mientras el alfa cruzaba la calle. Sus palabras podrían sonar duras, pero eran ciertas y el omega lo sabía.

Permaneció a una corta distancia detrás de Zayn observándolo en todo momento, considerando todo lo que sabía de él hasta ese momento y en todo lo que este provocaba en su cuerpo y en su corazón. Comparó a Zayn con una caja de pandora, jamás sabría que podría salir de ella al momento de abrirla. Sin dudas, el alfa era un chico cautivador, sensual y peligroso. La combinación perfecta para hacerle perder la razón a Damiano.

Piccolo, el show debe continuar [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora