Capítulo once.
Isabel Harrison.
—¿Ya te vas? —toca mis hombros y empieza a masajearlos—. Tienes varios días que no descansas, ¿Esta vez irás al hospital o a la cárcel? —me pregunta con un tono de voz tranquilo, que logra transmitirme un poco de paz.
Suspiro y estrujo mi cara, el aburrimiento y los problemas junto con ansiedad e inquietud me invaden—. Primero iré al hospital probablemente, después, iré a ver a Ethan.
—Tienes varios días que no descansas —repite—. Además, sabes que no estás bien, últimamente casi ni te da apetito, y cuando te da, solo comes comida chatarra.
—La pizza no es solo comida chatarra, es mi suplemento vital, mi cuerpo me la pide, me la pide a gritos —explico con un tono serio—. De hecho, no sé por qué, pero hoy se me antoja de jamón y maíz.
—Desayuno, comida, cena, siempre pizza, ni siquiera de tu boca, se escucha sano —se sienta encima de mi escritorio.
—¿Por qué siempre haces eso? ¿Acaso estás tratando de seducirme o algo así?, yo la única conexión que he tenido contigo es la de mejores amigas, eh, no te confundas, me gustan los penes —me interrumpe tocando mi hombro de manera juguetona, y soltando una carcajada , la cual acompaña a los medios.
—Cállate, idiota —responde con un tono burlón—. Además, ¿Qué tiene un hombre que no tengo yo?.
—Pene.
—Buen punto —suelta una risa que después de unos segundos, desaparece, haciendo que el ambiente se vuelva serio, de nuevo—. Te voy a acompañar al hospital —murmulla—. Porque no tengo nada qué hacer porque Jake no va a poder estar conmigo hoy, no porque yo tenga ganas de que Max siga vivo —aclara.
Me levanto tomando mi bolso, y poniendo mi brazo encima de su hombro, en un medio abrazo—. ¿Sabes qué otra cosa tenemos en común aparte de que mantenemos lo que nos apasiona oculto?.
—¿Qué? —pregunta, mientras caminamos saliendo de mi pequeña, pero muy estética oficina.
—Que ambas destetamos el novio de la otra —suelta una risa—. O así era, antes de que llegara Ethan y su —me aclaro la garganta—. El caso es que ahora, detestas a mi ex, y yo a tú ex y novio de toda la vida, Jake alías "La brea".
—¿Qué te puedo decir?, Ethan me cae mejor, hasta te vuelve ingenua, te enamora, cosa que no pudo hacer Max, a pesar de todos los años que le diste.
—Valentina —reprendo sorprendida.
—¿Qué?, no voy a decir que Ethan es un santo, pero me cae menos mal que Max —admite.
—Nuestra discusión fue sobre eso... —suelto un suspiro—. Creo que ya sabes que cuando pasó lo de Ethan y Max, Ethan me estaba mostrando su empresa, ¿No? —pone los ojos en blanco.
—Si —murmulla entre dientes—. Pero también te pedí perdón por cómo te traté.
—Y yo también lo hice... No estoy reprochando eso, solo te estoy pidiendo que le des una pequeña oportunidad a Ethan, él es bueno, no miente como tú crees, además... Es el mejor amigo de tu novio.
Se queda callada, y después suelta un pequeño grito—. Admito que creo que conocer a Ethan fue un avance entre Jake y yo —empieza a contarme, siempre de la misma manera, cuando se ilusiona cada vez más con Jake.
***
Cuando llegamos al hospital, nos quedamos varios minutos viendo a través del ventanal como una máquina le suplementaba aire a Max.
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Embarazada de un mafioso ©
Romance--Los bebés merecen morir, ¿Para qué quieres tener a alguien dependiendo de ti siempre... llorando, gritando, haciendo caprichos...? -pregunta como si le estuviese hablando de una locura-. No vamos a tener hijos --sentencia con firmeza. --¿Y qué si...