La propuesta.

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"EduM"—////Capítulos finales••••EP

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Capítulo veintiocho.

Valentina Wilson.

Mis nervios estaban a flor de punta, incrementando con cada segundo en la que su mirada se quedó perdida en mí.

Suelta una pequeña risa, mientras me observa con ternura—. ¿Por qué estás nerviosa? —me pregunta con un tono delicado y casi inaudible.

—¿Eh? --pregunto tratando de evadir su pregunta.

Se inclina un poco hacia mí, y susurra:—. Creo que me escuchaste.

No puedo evitar que de los nervios, la saliva baje pesadamente por mi garganta—. ¿Qué es lo que estás tratando de hacer? --pregunto de manera directa, y debo admitir, un poco brusca.

Vuelve a su asiento, y bebe un sorbo de su vino—. ¿A qué te refieres en sí?.

Lo conozco, sabe a lo que me refiero, pero quiere que sea yo quien lo diga.

--Me refiero a esto --señalo todo a mi alrededor--. Me invitas a algo importante sabiendo que todos hablarán de nosotros mañana y que tendrás que controlar a tus mujeres, quienes creerán que somos algo.

--Ellas no importan, solo tú importas --asegura de manera cursi.

--¿Entonces por qué te arriesgaste a perderme por algo que no era "importante"? --hago una pequeña pausa--. Ah sí, ya lo sé, es porque soy aún menos importante.

—No digas eso --trata de acariciar mi rostro, pero rápidamente alejo su mano.

—¿Qué? ¿Acaso no es cierto? —pregunto con un tono irónico—. Si ellas no son importantes, yo lo soy mucho menos porque después de todo, no te importó perderme por ellas.

Toma mi mano—. Yo sé que cometí muchos errores, pero yo sé que podemos superarlo, solo es un bache.

Suelto una risa amarga—. Es irónico que siempre seas tú quien haces tantos baches, ¿No?.

Suspira—. Yo solo quiero nacer de nuevo contigo —acerca su silla a la mía—. Te juro que estoy yendo a terapia.

—Entonces aléjate de mí, comprende que me hiciste mucho daño, y no vas a volver a hacerlo y —me interrumpe.

Me besa de manera desesperada, pero delicada, como si el mundo se estuviese acabando, pero queriendo disfrutar cada segundo que quede.

Invadiendo con un sabor a vino mi boca, logrando que me rinda por unos microsegundos que quizás se traten de minutos, realmente no lo sé.

Y de repente recuerdo todos esos momentos, como cuando me rescató de aquel borracho que pretendía violarme, como cuando me dio sus pantalones y su ropa, y se quedó desnudo, mientras me llevaba a su departamento, como cuidó de mí hasta que olvidé que casi me violaban, aquellos momentos de pasión y de vulnerabilidad.

Embarazada de un mafioso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora