El bar
--¿Qué quieres? --le pregunto cuando me percato de la manera en la que me mira.
--¿Puedes parar de leer y escribir, y prestarme atención por un segundo?.
--Lo siento, pero no puedo, tengo que terminar de editar este libro para que vayamos analizando la fecha de publicación --respondí, mientras empezaba a corregir una que otras palabras con faltas ortográficas.
--Por favor --súplica--. Solo será un segundo --ante su súplica, suspiro derrotada.
Cierro mi laptop, y volteo mi mirada hacia ella.-- Tienes dos minutos, necesito irme y primero debo terminar de editar este capítulo.
--Odio los capítulos largos --exclama, mientras estruja su cara con frustración, como si le cansara el tan solo verme leerlos.
--Yo no los odio, pero sí odio editarlos --suelta una risa ante mi repuesta.
--Bueno... es que --se pega a mi cuerpo y me abraza con efusividad, mientras acaricia mi cabello rápidamente.
--Mmmm... ¿Qué es lo que quieres? --le pregunto con los ojos entrecerrados.
Ya me va a manipular, lo sospecho.
--Mi exnovio ahora trabaja en un bar, no como barman --aclara rápidamente, mientras se separa lentamente de mí, dejando mi cabello rizado, un poco más despeinado de lo que ya estaba.
--¿Cómo gerente? --pregunto con ironía.
--Mmmm... ¿Nop? No lo creo --menea su cabeza ligeramente con una mueca.
--¿No me vas a pedir un consejo donde te diga que te alejes de ese hombre que no está metido en buena cosa, para luego ignorarlo completamente? ¿O si? --pregunto ya cansada de lo mismo.
Una novela sin fin.
--Nop --responde, mientras bebe un sorbo de su jugo de naranja--. Pero... quiero que te pongas un vestido que combine con tus hermosos ojos color ámbar, y acompañes a tu amiga a ir al bar.
--¿Y por qué los acompañaría a su cita? --pregunto confundida.
--Porque tienes que salvarme si las cosas se tornan un tanto... incómodas --mueve su mano de manera exagerada, como lo hace siempre que está nerviosa--. No es como si vas a estar pegada a nosotros... --la interrumpo.
--Eso sería mal tercio --le quito su bebida y me bebo un sorbo.
--Sí, pero tampoco quiero que estés tan... separada, o sea --suspira--. No sé si me entiendas --la interrumpo, mientras abro mi computadora nuevamente.
--Entiendo lo que dices, Valentina.
--Que bueno porque --la interrumpo.
--Pero no puedo --empiezo a corregir el último párrafo.
--¿Me estás jodiendo? --me pregunta enojada.
--Lo siento mucho, Valentina. Oye, yo te amo, te quiero mucho, eres mi mejor amiga, me gusta pasar tiempo contigo, pero hoy no puedo, mi prometido está de cumpleaños --explico, mientras cierro mi laptop y guardo todas mis cosas.
--Por favor --suplica poniendo ojos de cachorro abandonado.
Valentina era mi mejor amiga desde que entré a la universidad. Nuestra amistad había superado muchas cosas, como el que las clases nos alejaran, por ejemplo.
Pero tenía algunos siete años de amistad con ella, siete años de los cuales dos he tenido que convertirme en un pañuelo, de manera literal.
Valentina tiene un "novio", que... Bueno... ¿Cómo podría describir a Jake?... Bueno, suelo compararlo constantemente con el frango, aunque siempre termino en la misma conclusión: el frango es más sano e incluso "saludable".
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Embarazada de un mafioso ©
Romance--Los bebés merecen morir, ¿Para qué quieres tener a alguien dependiendo de ti siempre... llorando, gritando, haciendo caprichos...? -pregunta como si le estuviese hablando de una locura-. No vamos a tener hijos --sentencia con firmeza. --¿Y qué si...