CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO
JAKE WILSONLo veo temblar dentro de sus cobijas, y dejo la sopa a un lado de la pequeña mesa de noche.
Delicadamente quito la cobija de encima de su cabeza para verle la cara--. Damián... --susurro con un tono suave.
Abre los ojos lentamente, como si sus párpados pesaran veinte kilos.
Acaricio su cabello blanquecino. —Te hice una sopa —le aviso con una sonrisa.
Sé que no quiere comer.
Y también sé que sabe el esfuerzo que hago, y eso hace que él acepte todo lo que amablemente hago para que mejore.
Sonríe a medias... —No te esfuerces tanto por alguien que se quiere ahogar, Jake, o terminarás tú también ahogándote.
—No me ahogaré, sé nadar —respondo en modo de burla, provocando una pequeña risa de su parte.
—Eso crees... —responde de la misma manera.
Lo ayudo a sentarse, y empiezo a darle la sopa.
—Te vas a mejorar —le aseguro—. Solo es una influenza.
Me dedica una mirada seria que esconde algo más allá, solo quisiera descifrar qué es...
—Lo peor de esto es que no es físico, es sentimental —responde con resignación.
—¿Influenza sentimental? —pregunto con un tono serio—. ¿Por qué tendrías gripe sentimental? ¿Acaso no te hago lo suficientemente feliz? —reprocho con un tono cálido.
—Claro que sí —responde—. No seas tonto.
—¿Entonces...? —pregunto con un tono más serio.
Se queda callado por algunos segundos—. Una pizca dentro de una taza repleta...
Estoy a punto de responder, pero soy interrumpido por una puerta siendo abierta.
Volteo y veo a Violeta al lado de la señora Peterson y su hijo.
—Vaya sorpresa —le digo con una sonrisa a Damián—. ¿Ves?, tu familia ha venido a visitarte, no te gustaría que te vieran así de desanimado, ¿O si?.
—Quieren verme loco para la felicidad... —responde.
Estoy a punto de cuestionarle sobre su frase, pero soy interrumpido por la señora Paterson.
—¡Damián! —lo abraza eufóricamente—. Cuánto te extraño...
Sin embargo, Damián, no hace nada... Solo se queda callado y observa a la nada.
La señora sorprendida y con un poco de tristeza, empieza a acariciar su cabello—. Yo solo quiero lo mejor para ti... Y sé que pronto estarás en casa.
Su hijo se acerca a mí, y toca suavemente mi hombro—. ¿Puedes dejarnos un momento a solas con él? —me pregunta con un tono suave.
—Claro, yo... —me quedo callado observando a Damián, sin embargo, este evade mi mirada.
Camino hacia la puerta, y toco el hombro de Violeta—. Vámonos —susurro.
—Oye, Jake... —exclama tímidamente.
Le echo un vistazo lleno de confusión—. ¿Si...?.
Empieza a jugar con sus manos—. ¿P-Podemos salir esta noche?.
Suelto una pequeña risa—. Esta noche no puedo porque quiero quedarme cuidando a Damián, pero dile a Hallie y Carrie, y... Salgamos el viernes —ofrezco.
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Embarazada de un mafioso ©
Romance--Los bebés merecen morir, ¿Para qué quieres tener a alguien dependiendo de ti siempre... llorando, gritando, haciendo caprichos...? -pregunta como si le estuviese hablando de una locura-. No vamos a tener hijos --sentencia con firmeza. --¿Y qué si...