𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐬𝐞𝐢𝐬

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-El tesoro oculto que inició todo- EMBARAZADA DE UN MAFIOSO: Misterios.

-El tesoro oculto que inició todo- EMBARAZADA DE UN MAFIOSO: Misterios

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CAPÍTULO TREINTA Y SEIS
MUERTE
JAKE WILSON

Todos mis antiguos recuerdos destilaban frente a mí, y eran como meteoritos que me golpeaban y me recordaban cada uno de mis errores.

Nuestro último beso.

Mi última oportunidad.

La última vez que me vio con amor.

Mi última infidelidad.

La promesa que no cumplí.

Una de nuestras últimas noches...

<<Suspiré—. Yo solo quiero nacer de nuevo contigoconfieso, acerqué mi silla a la de ella—. Te juro que estoy yendo a terapia.

Entonces aléjate de mí, comprende que me hiciste mucho daño, y no vas a volver a hacerlo yla interrumpí.

La besé de manera desesperada, pero delicada, como si el mundo se estuviese acabando, pero queriendo disfrutar cada segundo que pude.>>

Y ahora sé que si quizás hubiese sospechado un poco de que ese sería el último, me hubiese deleitado en hacer lo posible para que no acabara.

Si volviese a la noche de aquella promesa que quedó en la nada...

<<Acerqué lentamente mi rostro al de ella, y le di un beso suave en la comisura de sus labios. Me acerqué a su oído, mientras susurraba:—. No importa lo que pase, siempre estaré cerca de ti, no importa si aceptas o no, siempre te voy a esperar, porque realmente te amo, Valentina. >>

Ahora le agregaría el jurarle con firmeza, que haría todo para que fuese mi esposa y tuviéramos tantos niños como la cantidad de trabajadores de Google.

Pero el tiempo pasa, y con él, también muchas oportunidades se van.

Yo arruiné mis oportunidades por chicas, y ahora que no me dan una oportunidad, ni siquiera me importan las chicas.

Es irónico.

Y siento tanta rabia conmigo mismo por eso.

Una llamada logra sacarme de mis pensamientos.

"Violet 💜".

—¿Qué pasa, Violeta? —pregunto preocupado.

—¿Por dónde vienes? ¿Te falta mucho? —me pregunta con un tinte de ansiedad en su tono de voz.

—Estaba en la comisaría, me estaban cuestionando sobre lo sucedido, pero ahora solo me faltan unas cuadras para llegar al hospital —hago una pequeña pausa, mientras mi saliva baja pesadamente por mi garganta—. ¿Cómo está, Damián?

—Solo ven urgente, ¿Si? —fue lo último que dijo antes de colgar.

Aquella palabras me habían dejado nervioso, y eso que después de... Después de Valentina he aprendido a controlarme.

Algunos minutos pasaron cuando ya me encontraba frente al hospital.

Mis pies caminaban, pero temblaban de miedo al mismo tiempo.

Mi corazón latía desesperado cuando choqué mirada con Violet en aquella sala de emergencias.

No entendía mucho, ni quería entender lo que podría pasar.

Era como... Era como aquella ignorancia que alegamos cuando tenemos mucha fé.

Mis esperanzas están a mil y lo siguen estando a pesar de haber visto la cara de Violet, y haber escuchado sus palabras—. Dice que va a morir, pero que no lo hará antes de hablar contigo. Al parecer los golpes pueden ser mortales.

Caminaba con rumbo pero vacilante.

No quería llegar y verlo en un mal estado, sé que no podría soportarlo.

¿Qué podría ser más doloroso que perder a un ser querido? Aparte de no poder verlo ni abrazarlo, sería verlo morir.

Yo no quería eso.

Pero eso es lo único que él desea.

Quiero mantener mi optimismo, ¿Pero cómo motivo a alguien a vivir si ya no quedan ganas en esa misma persona?.

Giré el pomo.

Lo vi acostado en aquella cama que parece ser tan incómoda.

Su piel estaba pálida, se había tornado más blanca de lo normal.

En sus ojos se había opacado el brillo, quizás la vida se le esfuma.

Y yo, yo solo lo observo como un inútil, impotente por no poder hacer nada.

Por ver cómo podría irse, y no poder sujetarlo.

Me acerqué lentamente.

Me observaba con un esfuerzo de sonrisa.

Estuve a punto de hablar, pero se me adelantó—. Sé que quizás estés triste ahora, pero créeme que no deberías estarlo —dijo con un tono bajo, con una voz forzada.

—¿Por qué? ¿Acaso no ves que me doy cuenta de que ni siquiera haces el esfuerzo de luchar? —pregunto un poco enojado, pero mi enojo se debe a la tristeza, a la rabia.

¿Cómo no me di cuenta antes de lo que estaba viviendo?.

Tomó mis manos y la acaricio suavemente, sin fuerza—. Porque fuiste el único que me salvaste, Jake.

—¿Qué importa que te haya "salvado" si ahora... —ni siquiera puedo terminar de formular la pregunta.

Algunas lágrimas salieron.

—Quiero que vayas a mi habitación, y busques en el suelo que está debajo de la cama —lo interrumpí.

—No, óyeme, solo debes luchar un poco, sé que te vas a curar —me interrumpe.

—Son muchos golpes acumulados, Jake, soy un anciano inútil —estuve a punto de contradecirlo, pero rápidamente habló nuevamente—. Encuentra ese video y ese papel, y llévalo a las autoridades.

—¿Qué está pasando? —pregunté entre lágrimas.

No entendía nada, todavía estaba procesando que se encontrara al borde de un precipicio oscuro y sin fin.

—Lo sabrás, Jake. Tú vida va a cambiar mucho, muchacho, quizás puedas... Quizás puedas volver...

Nota de autora: Iba a subir este capítulo junto al cuarenta y siete para que lo comprendieran mejor, pero decidí dejarles este adelanto.

El capítulo fue corto, pero con mucho amor =) Espero que les haya gustado y que puedan leerme nuevamente muy pronto, mis amores🖤

Los ama mucho... EP🖤⚡️

Embarazada de un mafioso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora