--Los bebés merecen morir, ¿Para qué quieres tener a alguien dependiendo de ti siempre... llorando, gritando, haciendo caprichos...? -pregunta como si le estuviese hablando de una locura-. No vamos a tener hijos --sentencia con firmeza.
--¿Y qué si...
Dedicado a todos mis lectoras, a todos los que han llegado hasta aquí, muchas gracias por leer, mis amores, los amo mucho🖤⚡️
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Capítulo veinte.
Isabel Harrison.
La música es interrumpida por una llamada entrante, sí, en el mejor momento, en el que me estoy bañando.
Después de sacar todo el jabón de mi cuerpo rápidamente, salgo de la ducha, y tomo la llamada del número desconocido.
--¿Aló? —contesto.
--Hija.
***
Toma un poco de su café, mientras yo la observo con una mirada fría.
Me dedica una sonrisa "cálida"—. Pero por favor, mi amor, bebe tu café con tranquilidad, pasemos un buen momento antes de hablar de Ethan.
--¿Crees que quiero pasar un "buen momento" contigo? —pongo los ojos en blanco—. Tienes cinco minutos para decir lo que sea que me vas a decir, y despedirte de mí.
Deja su taza de café en la mesa, suspira y me dedica una mirada antes de abrir su boca y escupir algunas palabras:—.!Supe por las noticias de chismes que ahora vives en una mansión con Ethan Spencer, el famoso empresario de desarrollo de Software —me dedica una mirada coqueta.
Suelto una risa—. Lo sabía, todo este tiempo nada te había importado, y ahora resulta que me buscas para qué, para conocer a Ethan Spencer, eres maravillosamente desfachatada y cínica.
--No me hables así, Isabel, soy tu madre —suelto una risa agria ante su reprocho.
--Para ciertas cosas, no lo eras —le recuerdo.
--Yo no quise hacer eso —miente con descaro.
--¿Ah no? —finjo estar sorprendida.
--No, él... Él me chantajeó —suelto una risa de burla ante sus palabras.
--¿Ah si? —pregunto con una ceja arqueada—. Por favor ahora invéntate una historia que conquiste más que todas las últimas películas de Netflix —le pido.
--No estoy mintiendo, Isabel —exclama con un tono serio—. Cuando llegaste a casa con Max, él empezó a sentir cosas realmente platónicas por mí... Eran solo unos niños, pero mientras él fue creciendo, ese amor que sentía por mí, se llenó de una intensa lujuria.
