Capítulo diecisiete.
Ethan Spencer.
--¿Qué haces? —le pregunto, mientras como un pedazo de mi rebanada de pizza.
--Estoy bailando con Alex —al escuchar sus palabras, paro de comer.
Confianza, confianza, todo se basa en la confianza.
Respiro profundamente, y pregunto con un tono calmado—. ¿Quién es Alex, mi amor?, no lo conozco.
Suelta una risa burlona, que de alguna manera, me desespera—. Claro que no lo conoces, Cariño.
Rasco mi nuca con nerviosismo, veo a mi mejor amigo observarme, mientras hojea algunos papeles con Rocío, pero lo ignoro—. Me gustaría que me dijeras quién es —exclamo con un tono aterciopelado, y delicado.
—¿Quién crees que sea?, mi marido tiene una semana que no duerme conmigo, es lógico que necesito calor, cariño —la interrumpo.
--¿Cariño en una verga? ¿Una verga que no se preocupa en darte placer y solo es duro contigo?, ¿Ni siquiera te estás refiriendo a mí? ¿Sabes lo que estás diciendo y haciendo, Isabel? —le pregunto con un tono serio.
Me quedo callado algunos minutos, mientras me calmo. Me levanto de mi sillón, y me alejo de mi escritorio y de las miradas disimuladas, pero expectantes, de Rocío y Jake.
--¿Dónde estás? —pregunto con un tono neutro.
Suelta una risa—. ¿Ahora quieres vernos follar? —sus palabras intentan sacarme de mis casillas, pero me controlo.
—Iré a buscarte, ¿Dónde estás? —pregunto otra vez.
—No necesito que me vengas a buscar —asegura con un tono de firmeza.
Estrujo mi cara con frustración—. ¿Dónde estás? —pregunto fingiendo un tono calmado.
—No necesito que —es interrumpida por lo que creo, es la voz de Valentina—. Estamos en el bar, en el bar... ¿Cómo se llama?, bueno... En el bar en el que ustedes se uhhhhh —shippea.
--Cállate, Valentina —le reprocha—. Ethan, como podrás escuchar, Valentina y yo estamos en muy buenas manos y no hay necesidad de que vengas —es lo último que dice antes de colgar la llamada.
Me volteo hacia mi sofá, y empiezo a mover al hombre fiel que está encima de este—. Oye, Wes, sé que estás cansado después de haber hecho el trabajo de las armas hoy, pero, ¿Puedes llevar a mi secretaria y su hijo a mi mansión? —pregunto en tono bajo.
—Yo... Sí, claro, señor —responde aún somnoliento.
—Esperas a que se te pase un poco el sueño, y después de que ellos estén allá, te quedas a dormir allá —asiente con una sonrisa, y yo camino hacia mi mejor amigo.
—Jake, necesito que me acompañes a un lugar antes de seguir trabajando —le pido—. Rocío, ve con Wesley a la mansión, después de que llegue, seguiremos trabajando.
***
Bajo el volumen de la música, y me concentro en el camino. Solo estoy loco por llegar a ese bar y sacar a Rosbel de ahí, también tengo ganas de golpear hasta el cansancio a aquel Alex.
Tengo tanta rabia y miedo en estos momentos que no sé qué hacer. No puedo parar de cuestionarme si lo que dijo Isabel es verdad, o si simplemente, lo hace con otro fin.
No sé nada, ella nunca había actuado de esta manera y no sé qué hacer, no quiero ser brusco con ella, pero nada alivia mi enojo.
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Embarazada de un mafioso ©
Romance--Los bebés merecen morir, ¿Para qué quieres tener a alguien dependiendo de ti siempre... llorando, gritando, haciendo caprichos...? -pregunta como si le estuviese hablando de una locura-. No vamos a tener hijos --sentencia con firmeza. --¿Y qué si...