23. Prueba 1

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"Como todo proceso, el licor producto del Whisky debe probarse para conocer su pureza"



Lucrecia y Samantha se quedaron bastante confundidas por la visita de Mariza.

- ¿Qué fue todo eso? – Preguntó Lucrecia

Samantha se encogió de hombros.

- No lo sé... ¡Pero me encanta! – expresó gritando - ¿Te imaginas? Encontrarnos un fantasma del 1200 que nos dice dónde enterraron el tesoro de San Geminiano.

Lucrecia rodó los ojos y empezó a caminar de regreso a la oficina.

- Todo lo que acabas de decir es incongruente. San Geminiano fue un obispo italiano, no era rico, más bien un sanador o doctor para su época y no hay registro histórico de que haya venido a Escocia. – expresó enumerando – Además de que él vivió en el año 310 Después de Cristo.

Samantha dejó caer los hombros exageradamente.

- Pero ¿Por qué eres especialista en arruinar mis sueños? ¿no puede una soñar con el tesoro?

- ¿De qué tesoro hablan?

La voz gruesa de Wallas a sus espaldas las sobresaltó.

- Oyeee... Nos asustaste – Espetó Samantha.

- ¿De qué tesoro hablan? – volvió a preguntar

- Tonterías de Samantha, que sueña con encontrar un tesoro en todas partes – Respondió Lucrecia – En Egipto quería convencer al Dr. Mahmud de ir a buscar la tumba de Cleopatra. Cómo si no la hubiesen buscado la mayoría de arqueólogos y egiptólogos del mundo – aseguró burlándose de su amiga.

- Pero Oliver y yo hicimos un cuadrante nuevo, en el que pensamos que podría estar, basándonos en los registros del Instituto Arqueológico de Australia – se defendió

Lucrecia que se había detenido, ubicó sus manos en las caderas y contestó conteniendo la risa.

- Sam, tú ni siquiera eres capaz de ubicar el Nor-oeste cuando el GPS del vehículo te lo indica.

Samantha abrió la boca y trató de defenderse, pero no encontró réplica.

- Sabes que... – se cruzó de brazos pareciendo ofendida – No voy a discutir contigo.

- Bien. Porque tenemos cosas que hacer.

- Entonces ¿No hay tesoro? – preguntó Wallas

- No, solo tonterías e ilusiones mías – suspiró profundo – pero nadie me cree.

- Oigan bien las dos. ¡No me gusta que me oculten información! – reprendió

Samantha saltó como una chispa de aceite caliente. Aunque su carácter siempre era dulce, lo que no aguantaba era la insolencia de algunas personas y menos aún si era en contra de Lucrecia.

- ¿Disculpe? Pero creo que hemos oído mal. – enfrentó Samantha – Nos está reprendiendo por algo que no hemos hecho y por supuesto por algo que no tiene nada que ver con sus funciones.

Samantha miraba con furia los ojos de Wallas

- Señor Baker. Samantha tiene razón, está usted extralimitando sus funciones.

- Lo siento – contestó Wallas – No quería ser imprudente. Solo quería ser minucioso con su seguridad

- De acuerdo. Nos vemos luego en la villa.

Destilando Historia *** En Curso***Donde viven las historias. Descúbrelo ahora