30. Distribución (parte 2)

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Por alguna extraña razón que no quería plantearse, desde el día del accidente, Liam trataba de encontrarse con Lucrecia durante el desayuno, era el único momento del día en que podían coincidir. Él empezó a tomar su desayuno también en el jardín.

Ella era la más madrugadora del grupo, así que usualmente desayunaban los dos solos. Aprovechaban y cruzaban información, o se contaban alguna anécdota de sus días. Lucrecia solía hacerle muchas preguntas sobre su investigación. Liam era un hombre muy culto y adoraba la historia tanto como ella. También hablaba varios idiomas, al igual que ella, y había recorrido el mundo en sus años juveniles, conocía la historia de su clan a la perfección y era feliz relatándole hechos pasados.

Brena adoraba ver como su "niño" empezaba a soltar esa actitud tan ácida y repelente de siempre y comentaba constantemente a su esposo, Angus, sus apreciaciones.

Liam desde siempre fue muy reservado, y extremadamente serio. Cargó con las responsabilidades de su familia desde muy joven y como si se creyese la tonta leyenda de la maldición, blindó su corazón para no enamorarse de nadie. Brena y Angus no habían tenido hijos, y por esta razón había "adoptado" a los jóvenes MacLeod como propios. Brena agradecía enormemente que Amelia hubiese compartido sus hijos con ella, sin envidias ni celos y Amelia siempre agradeció el amor y cuidados que Brena y Angus dispensaban a sus hijos.

Los dos Angus y Brena observan desde la cocina a Liam desayunando cómodamente junto a Lucrecia, disfrutando de sus juegos y sonrisas. La chica había logrado sacar de su caparazón al hermético Liam.

- Te noto un poco cansada, Lucy – Aseguró Liam, mientras untaba de mantequilla en su tostada.

- Si... es que yo no he dormido lo suficiente.

Liam frunció el ceño algo preocupado.

- ¿Te ha dolido la cabeza? ¿será un efecto del accidente? – se puso en pie rápidamente. – debemos ir a ver a Arthur ahora mismo.

- Nooo. No es eso. Siéntate – le pidió con un gesto de la mano. – lo que me ha mantenido despierta es la historia del oro líquido.

Liam regresó a su silla, acercándola más a ella.

- ¿Estás bromeando? – le preguntó acariciándole el rostro con el dorso de la mano. – Te ves pálida. Necesitas descansar más.

- Yo – respondió encogiéndose de hombros. – soy así de obsesiva.

- ¿Y la investigación? ¿No la habrás descuidado verdad?

- No, ya casi terminamos con las entrevistas, empezaremos la parte de edición fotográfica y de video que es responsabilidad de Sam y yo comenzaré la escritura del documento, tengo 2 meses para la entrega.

- ¿Y cuándo piensan partir? – Liam sintió una punzada de dolor en el pecho al conocer la proximidad de la partida del equipo, de Lucrecia-

- Mmm... esta semana terminaremos las entrevistas, revisaremos el material y partiremos a continuar la próxima fase. – mientras contestaba a la pregunta de Liam lo miraba fijamente a los ojos, sintiendo una extraña tristeza anidarse en su interior.

- Yo... no pensé que fuera tan pronto. – acotó Liam.

- Sí, es que hemos sido muy diligentes y vamos muy adelantados en tiempo y trabajo. Si seguimos de esta manera, realizaré entrega unas dos o tres semanas antes. – comentó Lucrecia.

- No quiero que te vayas.

- Que... ¿qué? – Lucrecia estaba tanto, o más impactada por la declaración de Liam.

- No quiero que te vayas. No, antes de que me des la oportunidad de invitarte a salir. – Podía parecer estúpido, pero era lo que sentía.

- Yo... yo... yo no sé qué decir. – contestó ella sonrojada.

- Solo di que sí. – argumentó Liam agarrándole suavemente una mano.

- De acuerdo. – contestó sonriendo.

- ¡Bien! Entonces pasaré por ti a las 7:30m – informó Liam – Ponte un poco más guapa.

Dicho esto, se levantó, le dio un beso fuerte en una mejilla y acarició suavemente la otra mejilla con los nudillos de los dedos.

- Nos vemos más tarde. – se despidió.

Algo dentro de Liam se activó en cuando supo que ella se marcharía dentro de poco tiempo. Si algo identificaba a Liam era su inteligencia, por esto mismo, no dudó, Lucrecia era una mujer totalmente diferente a todas las que había conocido, así que, no la dejaría ir fácilmente, no sin luchar, y si de algo sabían los MacLeod era luchar.

Ese día Liam visitó la destiladora, habló con los jefes de cada departamento revisó que los procesos de producción que estuviesen de acorde a la programación del calendario, y delegó funciones específicas. La gran diferencia, se basó en que el jefe estuvo inusualmente alegre. Liam solo trabajó durante medio día, después de la hora del almuerzo se retiró hacia Stornoway, valiéndose de su estatus de socio, para hacer las reservas para ese mismo día. Quería que todas las cosas salieran a la perfección, pero nada lo preparó para lo que vendría.

Destilando Historia *** En Curso***Donde viven las historias. Descúbrelo ahora