Liam y Lucrecia dieron cuenta entre gracias y besos de un gran desayuno, como acostumbraba ella. Tan pronto terminaron, Liam propuso un paseo por el centro de la cuidad.
Lucy aceptó encantada. La verdad entre lo que había pasado la noche anterior y lo atento y cariñoso que se estaba comportando Liam esta mañana, ella se sentía entre nubes, tanto, que no se percató de una mirada penetrante que la seguía desde lejos mientras salían tomados de la mano.
Fueron en auto hasta el centro histórico y estacionaron varias cuadras atrás para evitar la congestión vehicular, mientras miraban escaparates de pequeñas tiendecitas. Liam saludaba a casi todas las personas a quien encontraba.
Solo habían recorrido 2 cuadras, cuando Liam entusiasmado le pidió a Lucy que entraran a un pequeño bar.
- Ven, cariño. Entremos al bar de Enoc, hace una ginebra deliciosa.
- ¡Pero son las 10 de la mañana! – espetó Lucrecia
- Vamos cariño, no te estoy diciendo que beberemos un montón, solo un traguito para que puedas juzgarla.
- De acuerdo – concordó
Entraron al bar y Liam saludó con efusión a un mesero, a varios clientes que tomaban comidas tempranas.
- ¡Ah! El MacCleod, ¿Qué haces aquí chico? No es una hora en la que esperaría verte. – Le saludó el propietario desde atrás de la barra.
- Enoc. Esta es mi novia Lucrecia. – aseguró – y le dije que preparas la mejor ginebra de Lewis.
- ¡Ah, por supuesto que sí! Muchacho. – confirmó mientras tomaba una botella del mostrador y servía en una pequeña copa.
Lucrecia no salía de su asombro, ante la presentación que Liam había hecho de ella.
- Aquí tienes muchacha – Le pasó la ginebra junto con una soda de limón. - ¡pruébalo! No encontrarás nada mejor.
Liam sonreía como un niño pequeño mientras la observaba.
- Prueba el trago, luego tomas la soda.
- Vale. – aceptó ella – pero solo daré un trago pequeñito.
Y así lo hizo. El fuerte sabor de la ginebra estalló en su boca y le calentó el esófago, pero la soda refrescó la sensación y le dio un toque suave al licor.
Lucrecia no se percató, pero casi todos los presentes del bar la observaban.
- ¡Me gusta! – Expresó
Todo el bar realizó una exclamación de satisfacción
- Esta chica es de las nuestras Liam. – aprobó Enoc golpeando la mesa – No la pierdas.
Tras esto, Liam y Lucy tomaron asiento en una de las mesas, pero se ubicaron de tal manera que pudiesen charlar con los otros clientes. Lucy pidió té, mientras que Liam continuó con la ginebra. Disfrutaron mucho de la charla, los cuentos, las bromas y la comida, ya que el mediodía los encontró allí.
El bar se encontraba justo diagonal a la parte trasera del edificio del ayuntamiento, y la sociedad histórica de Stornoway. Lucrecia estaba sentada justo frente a la ventana que daba como vista el ayuntamiento.
- Es hermoso ¿verdad? – preguntó uno de los hombres que estaba charlando con ellos.
- Si, la arquitectura del edificio es muy hermoso, ¿Es muy antiguo?
- La verdad es que no, se construyó en 1905, pero un incendio lo devoró en 1918. Luego en el año 1925 se reconstruyó cas igual al original, con el mismo estilo reloj y todo.
- Oh, ya veo.
- ¿Te gustaría ver el reloj? Enoc tiene una terraza da justo en frente.
Una idea rondaba por la cabeza de Lucrecia y le acababan de dar la mejor opción para salir de dudas.
- ¡Me encantaría! – expresó jubilosa
- ¿Qué te encantaría? – preguntó Liam curioso.
- Oh, este buen hombre me ha dicho que Enoc tiene una terraza desde donde puedo ver de frente el reloj de la torre. – comentó Lucrecia
Liam observó a su vecino un poco receloso y asintió.
- Pues entonces digámosle a Enoc que nos permita ver
- ¿No has tomado demasiado? – preguntó preocupada por la posibilidad de subir a una terraza, sin la estabilidad de la sobriedad.
- Naaa. Muchacha, somos escoceses. Hace falta más que un par de cervezas para emborracharme.
Se dirigieron a la barra y pidieron a Enoc que les permitiera subir, quien aceptó de inmediato, les indicó el camino y le entregó la llave de la puerta superior. Juntos se encaminaron a las escaleras, inocentes de un par de ojos que desde hace varias horas atrás les estaba siguiendo el rastro y justamente ahora los encontraba.
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Destilando Historia *** En Curso***
RomanceLucrecia Riveiro, una chica de 25 años, de corazón puro, que solo vive por y para la historia, historias que la atraen como un imán y que cree como si fuesen de ella misma. Duncan Macleod, un hombre fuerte, arrogante y extremadamente entregado a su...