La malta y la cebada molida se mezclan con agua caliente. Luego se vierten en una cuba. Esta mezcla se convierte de un almidón soluble en un líquido azucarado que se retira de la cuba para la fermentación
Destilando la historia del Whisky.
L.R
Un día de la semana siguiente, Liam ingresó a su estudio encontrando a Lucrecia totalmente concentrada leyendo allí uno de los incunables. Usaba tapabocas y guantes; como debía. No usaba lentes, por lo tanto el uso del tapabocas resaltaba la longitud de sus oscuras pestañas. Con un saludo muy corto y formal, Liam entró y ocupó su sitio en el escritorio, empezó a trabajar en su propio computador, sin embargo, tras recibir una nueva noticia de retraso en la recogida de la producción por parte de la empresa transportadora, maldijo en voz alta y golpeó fuertemente el escritorio. Aquel inesperado ataque de ira sobresalto a una concentrada Lucrecia.
- Le ocurre algo. Puedo ayudarle. – Se ofreció ella dejando cuidadosamente el libro sobre una tela.
Liam había metido los dedos dentro de su cabellera, halándola casi hasta arrancarla.
- No, no puede. A menos que tenga una flota de camiones que viajen diariamente fuera de la isla, de preferencia hasta Glasgow o Edimburgo. – Contestó con prepotencia.
Ella le observó sorprendida y confusa, pero no se ofendió por la respuesta. Liam respiró profundo y exhaló ruidosamente. Sabía que la mujer frente a él no tenía culpa de sus desavenencias.
- Discúlpeme. Usted no tiene la culpa de que las últimas tres empresas transportadoras que hemos contratado sean un total fiasco y me estén representando perdidas y más perdidas de dinero.
- Entiendo. – ella asintió. – En efecto, no tengo una flota de camiones, pero sin duda conozco gente que sí.
Aquella respuesta llamó la atención de Liam.
- ¿A quién se refiere?
- Sabe usted, yo debo realizar entrevistas y hablar con la gente del pueblo para poder reconstruir los hechos históricos.
El asintió sin saber a donde quería llegar ella con su relato.
- Y durante las pesquisas, me he enterado de que hay muchos hombres en el pueblo que tienen sus camiones propios y que viajan a las ciudades principales fuera de la isla para poder traer las provisiones. Y como dice usted, no se pueden confiar de las empresas transportadoras, ya que estas elevan los costos, me imagino que se debe a que los camiones deben viajar vacíos hacia la isla, para cargar y regresar con su carga.
Las apreciaciones de ella fueron supremamente acertadas, lo cual demostraba el grado de inteligencia y perspicacia que poseía.
Liam se acercó y tomó asiento frente a ella para escuchar claramente sus palabras.
- Y... como usted mismo afirma nunca se puede confiar en que los transportadores llegaran a tiempo o que no tardaran en traer sus productos. – aseguró mientras ubicaba cuidadosamente el antiguo libro en su estuche, dentro de las telas que lo reguardaban - Entonces los comerciantes han debido, sabiamente si me lo permite expresar. – expresó ella mirando fijamente a Liam. – adquirir sus propios camiones, los cuales pagan al banco a unos intereses un poco altos según mi criterio, pero asequibles para ellos. Entonces – continuó ella mirándole fijamente. – ¿Porque no piensa usted en adquirir su propia flota de camiones?
- Es demasiado costoso, y no me es posible en este momento. – contestó Liam seriamente.
- Aunque también... - Lucrecia sopesó un momento lo que iba a decir. – Los comerciantes viajan con sus vehículos desocupados, para regresar con ellos cargados de mercancías. ¿No podría usted crear una especie de cooperación con los comerciantes del pueblo, para que ellos le transporten a usted su mercancía hacia los centros de acopio en las ciudades principales?, digo – ella se encogió de hombros, como si fuese lo más obvio. – ya que los comerciantes deben de igual manera ir hasta allí vacíos. Sería un gana-gana usted envía su mercancía de manera segura y ellos reciben un pago que les ayudara a cancelar sus préstamos y gastos de viajes.
El silencio reino durante un corto espacio de tiempo en la biblioteca. Liam la observaba a ella con cara de asombro.
- ¡Santos Dios! – exclamó Liam. – esa es una estupenda idea. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? – manifestó poniéndose en pie de inmediato.
Con premura caminó hacia su escritorio, tomó el teléfono y mando llamar a Angus de manera urgente a la biblioteca. Tan pronto el solicitado arribó, Liam comentó a Angus la idea que había tenido Lucrecia, idearon entre los dos el listado de comerciantes que poseían camiones propicios para el transporte del whisky y las medidas que debían abordar para el transporte sin incidentes del producto. Realizaron tarjetas formales de invitación a una reunión el día sábado en la tarde en uno de los salones del hotel, de esta manera poder exponer la idea. Concretaron los precios que podrían ofrecer y varios detalles más.
Lucrecia aunque feliz de haber podido aportar una solución, cuando ellos dos empezaron con energía y entusiasmo a desarrollar la idea, no la dejaban concentrar en la lectura, por lo tanto, casi a mitad de la reunión, le solicitó a Liam que le permitiera trabajar con el incunable fuera de la biblioteca. Este por su parte, no pudo negarle nada, esta mujer muy probablemente le había ayudado a resolver uno de los principales problemas de su destiladora, así que solo pudo estar de acuerdo.
Un par de días después de que Liam compartiera la idea a su hermano Owen, cumplieron la cita con los comerciantes, no faltó ninguno de ellos, ya que la curiosidad de conocer la razón de la citación. Tan pronto los comerciantes estuvieron ubicados en sus mesas, los MacLeod les invitaron un par de cervezas y algunos pasa bocas, luego expusieron la idea de contratarlos para sacar sus productos de la isla. Todos ellos, a excepción de aquellos que ya tenían ocupados sus vehículos con carga aceptaron gustosos. Owen como buen abogado se había encargado de redactar los estatutos de la cooperativa que de ahora en adelante conformarían, el gran aliciente para los integrantes era que no se exigía participación monetaria de ingreso, solo el vehículo que garantizara buenas condiciones de mantenimiento y a cambio la destiladora les destinaría un pequeño porcentaje de las ganancias que produjera el mejoramiento del transporte del licor. También se pactaron la adquisición de los seguros que obligatoriamente deberían adquirir, adicional del valor del pago que se les cancelaría por su trabajo. De esta manera y con la contratación de una persona que se encargaría únicamente de controlar el cronograma de entregas y todos los aspectos relacionados, Liam logró solventar el inconveniente logístico de su producto, y los comerciantes del pueblo recibirían ingresos adicionales. Era la solución perfecta, y había sido idea de ella
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Destilando Historia *** En Curso***
RomansaLucrecia Riveiro, una chica de 25 años, de corazón puro, que solo vive por y para la historia, historias que la atraen como un imán y que cree como si fuesen de ella misma. Duncan Macleod, un hombre fuerte, arrogante y extremadamente entregado a su...