Capítulo XXVI
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El reflejo de la luz de una lámpara se veía a través del cristal del espejo. Nuit observaba zonas puntuales de su cuerpo, las delineaba con los dedos casi sin tocarse. Eran laceraciones que no le traían gratos recuerdos. Una en la cadera izquierda, justo al terminar la ingle. Otra bajo el pecho de ese mismo lado. Ambas marcas hechas por las cuerdas que él, Sokar, había atado alrededor de su cuerpo. Las marcas enrojecidas, ocasionadas por la fusta sobre sus muslos, apenas le molestaban. No eran lo suficientemente importantes como para llevarse su atención. Sin embargo había otra marca que le dolía más, una que era tan visible como las laceraciones ocasionadas por la cuerda. Se llevó los dedos hasta el cuello y tembló cuando tocó su garganta. Dos lágrimas gruesas cayeron de sus ojos, y un gemido se ahogó en su pecho. Las manos de aquel hombre habían quedado impresas en su piel como si las hubiese sellado con fuego.
Se aferró al recuerdo de las caricias de su Dom sobre sus heridas. La forma en que él había limpiado cada una de ellas y la había ayudado a sentirse mejor. Las horas de descanso, aunque no de sueño, que habían acompañado al baño y los aceites. El aroma relajante de las velas.
Por primera vez, nada de eso había sido suficiente.
Miró su rostro en el espejo, buscando una respuesta en sí misma. El desconsuelo se enlazaba con la sorpresa que sus propias emociones, desconocidas y abrumadoras, le producían.
¿Qué pasaba? ¿Qué había cambiado?
El silencio no le daba respuesta. Sólo sabía que algo se había roto en ella cuando su maestro la había entregado. Bajó la mirada, y observó sus pies desnudos sobre el piso de madera. Derramó dos lágrimas más. Ella no era digna, esa era la única respuesta que se le ocurría. Su Dom le había puesto una prueba y ahora estaba llorando por su frágil espíritu.
Con el dorso de la mano se limpió las lágrimas, con tanta fuerza que parecía desear arrancar los sentimientos que las producían. Alzó la cabeza y respiró profundamente. Miró su cama a través del espejo, reparando en que aún le quedaba una hora de oscuridad. Se metió en ella completamente desnuda. Deseaba sentir el tacto fresco de las sabanas en un cuerpo, ahora mismo no soportaba nada más. Descansó la cabeza sobre la almohada y deslizó la mano bajo ella, el aroma fresco del lino la calmó un instante. Entonces sus dedos encontraron el collar de perlas rojas que había metido ahí antes de salir. Lo acarició en medio de la oscuridad. La suavidad de las perlas le recordó la comodidad que sentía al llevarlo. Rememoró la calma que le producía, y la forma en que él la miraba cuando lo llevaba. Él siempre la miraba de esa manera que ella no sabía definir.
Miró su bolso que permanecía en el suelo. Pensó en su teléfono que estaba en el interior, y el corazón se le aceleró cuando deseo llamarlo.
Apretó las perlas en su mano, conteniendo aquel deseo. Sabía que no lo tenía permitido, pero la soledad y la debilidad doblegaron su voluntad.
Marcó el número y esperó al tono de llamada. No hablaría, solamente escucharía su voz.
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Bill escuchó una melodía familiar. Se encogió un poco más en la cama esperando a que cesara. Comprendió que se trataba de su teléfono, y estiró la mano para alcanzarlo.

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ROJO
Mistério / SuspenseTítulo: Rojo Categoría: Hetero/BDSM Rating: M (+16) Resumen: La rutina, el hastío y el exceso de control, llevan a Bill a las puertas fascinantes de una nueva pasión: el dolor. Rojo - (c) - Anyara Archange