Capítulo XXI
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Nuit se encontraba de pie en medio de la fría mazmorra. No estaba segura del tiempo que llevaba esperando, pero era el suficiente para causarle ansiedad. Sus manos así lo evidenciaban. Acariciaba con el pulgar cada uno de los demás dedos, una y otra vez.
La orden había sido clara. En cuanto terminase la tarea encomendada debía acudir al encuentro de su maestro. Y allí estaba, expectante. Había conseguido lo que iba a buscar. El sumiso estaría de regreso como le habían pedido, pero era lo que había ofrecido ella a cambio lo que le inquietaba. Por un momento fantaseo con guardar el secreto, pero sabía que era inútil. Sus pasos quedaban siempre registrados.
Escuchó la puerta de metal abrirse a su espalda. Contuvo, no sin esfuerzo, el deseo de girarse a mirar ¿Sería él? Debía serlo. Los pasos sonaron pesados, era el sonido de sus botas. Se sentía capaz de reconocer el ritmo de sus pisadas. El corazón se le aceleró. Recibió una fría caricia en la espalda, que descendió con suavidad hacia su brazo. No debía moverse, lo sabía. En este momento podía estar siendo acariciada por cualquier objeto. Hacía mucho que conocía el precio de confiarse. Cerró los ojos e intentó que la calma retornase.
—Tenías una misión ¿Has cumplido con ella? —escuchó la voz dominante tras su nuca.
—Sí —el monosílabo brotó de sus labios, intentando demostrar seguridad.
—¿Resultó difícil de convencer? —preguntó dejando la caricia.
Nuit lo vio rodear su cuerpo. La examinaba del mismo modo que hacía cada vez que la tenía a su merced.
—Un poco —aceptó ¿Qué pensaría su Dom de lo que él le había pedido?
—¿A dónde te llevó? —quiso saber.
Ella notó el frio objeto de metal en la mano, tocando su clavícula. Por un momento sintió la necesidad de proteger ese pequeño momento en una cafetería, pero era inútil ¿Y si él ya lo sabía?
—A una cafetería —respondió, conteniendo un escalofrío.
—¿Y luego?
Nuit sabía cómo encajar la pregunta, pero no estaba segura de cómo encajaría él la respuesta.
—Luego nos separamos.
Él reprimió la caricia de forma casi instintiva. El silencio resultó tan frío como la ausencia del tacto de la navaja.
—Pero, ¿cumpliste la tarea? —insistió.
Nuit supo que algo se estaba desequilibrando en el orden natural del club. Lo había sabido en el mismo momento en que entró en esa cafetería.
—Sí.
—¿Sigue interesado? —preguntó, con cierta suspicacia. El filo de la navaja que portaba, acarició el escote del vestido.
—Sí —respondió ella, con toda su atención puesta en las manos del Dom—. Vendrá cuando yo se lo pida —aseguró.
—¿A cambio de qué? —el filo de la navaja comenzó a cortar la tela del vestido. Los dedos enguantados del maestro tocaban la piel de su pecho. Ella contuvo el aliento antes de responder.
—De que yo vaya cuando él me lo pida.
El hombre tiró de los extremos cortados de la tela. El sonido que ésta produjo al rasgarse, obligó a Nuit a exhalar con fuerza. Ella tenía muy claro que había cedido más de lo que debería, pero sus instrucciones eran claras. Había cumplido.
—Debería felicitarte —el tono de su voz la puso en alerta. Lo conocía bien. Se quedó esperando con el aire trabado en la garganta.
El toque de su boca la hizo ceder ligeramente. Esta era la recompensa por la que había trabajado, por la que se había arriesgado tanto. Apretó aún más los puños, conteniendo el deseo de aferrarse a él. Notó la caricia más profunda, y cerró los ojos. Todo su cuerpo comenzaba a hundirse en la nebulosa del placer. Entonces el dolor la arrancó del ensueño de un zarpazo. Su maestro había condenado el sentimiento de regocijo a la humillación. La había mordido con saña, y podía notar el sabor metálico de la sangre dentro de su boca.
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ROJO
Mystery / ThrillerTítulo: Rojo Categoría: Hetero/BDSM Rating: M (+16) Resumen: La rutina, el hastío y el exceso de control, llevan a Bill a las puertas fascinantes de una nueva pasión: el dolor. Rojo - (c) - Anyara Archange