Capítulo XIX
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Bill se encontró de pronto con aquel paquete en las manos, y demasiadas preguntas en la cabeza. Que Nuit, supuestamente, le hiciera alguna llamada silenciosa, era algo que podía llegar a justificar. Después de todo su teléfono había estado expuesto muchas veces en el club. Un estremecimiento le recorrió la espalda al recordar el modo en que había estado entregado a las sensaciones junto a ella, pero inmediatamente esos pensamientos fueron reemplazados por el pánico. Su casa, su dirección, ya era otra cosa. La seguridad por la que habían estado luchando Tom y él estaba expuesta. Y por su culpa.
Cerró la puerta que daba a la calle y presionó la mano contra la gruesa madera, como si eso le otorgara cierta tranquilidad. Se dio la vuelta para entrar y pudo ver a su hermano a lo lejos, esperándolo. Tomó aire y se enfundó en un grueso traje de seguridad, intentaría actuar con la mayor normalidad posible para que él no sospechara.
—¿De dónde venía? —preguntó Tom, en cuanto Bill se acercó.
—No tiene importancia—respondió, pasando junto a su hermano sin detenerse.
—¿Cómo no va a tener importancia? —insistió, cerrando la puerta y esperando a que Bill dijese algo más.
—Que no la tiene, Tom —declaró enfático, alejándose por el pasillo.
Tom comenzó a seguir a su hermano. Por mucho que éste quisiera disimular lo que sucedía, él lo conocía demasiado bien.
—¿Cómo no la va a tener? Si no fuera importante no estarías intentando ocultar eso —reclamó. Bill llevaba la caja colgando junto a su cuerpo, sostenida con una sola mano, con más dificultad de la que quería aparentar.
—Déjalo Tom —pidió, conteniéndose. Lo que menos necesitaba en este momento era que se pusiera difícil. Y sabía que podía hacerlo.
—No voy a dejarlo, Bill. Estás nervioso, lo sé. Quieres esconderlo, pero te conozco.
—¡Déjalo de una vez Tom! —se giró para enfrentarlo.
La caja se soltó de su mano, cayendo pesadamente al piso. Un sonido metálico provino del interior. Bill fue consciente de cómo aquel ruido había tirado de un recuerdo en su memoria, y del fascinante temor que eso le ocasionaba. Grilletes. Tom sólo lo miraba, hasta que habló con calma, casi en voz baja. Cada palabra pesó como el metal que acababan de oír.
—No sé en qué mierda estás metido, y sé que no me lo contarás —continuaba observándolo—, pero fijaré una cita para mañana con David y los productores. Nos entregarán los papeles y tú los firmarás.
Tom le dio la espalda a su hermano, sin esperar respuesta.
—No he dicho que iré a Alemania —aclaró.
—No te lo estoy preguntando.
Mientras observaba a Tom alejarse, Bill sintió como todo su cuerpo se mantenía tensionado. Su cabeza en ese momento era un torbellino de ideas. Miró la caja que permanecía en el suelo y la recogió sin ganas. Una vez dentro de su habitación cerró la puerta con llave. Observó el paquete sobre la cama como si se tratase de un animal peligroso. Se acercó con sigilo, y finalmente se decidió a revisarlo.
Notó que no tenía dirección de remitente, ni ninguna señal que indicara el destinatario. Rasgó el papel a tirones, encontrándose con una caja gris con un broche de metal. Una parte de él se preguntaba ¿Qué había dentro? La otra respondía inmediatamente: no importa. Lo único que debía importarle era su seguridad. Una seguridad ilusoria. Hasta ahora había pensado que ir o no al club era una decisión sólo suya, pero esto le demostraba que sabían de él más de lo que creía.

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ROJO
Tajemnica / ThrillerTítulo: Rojo Categoría: Hetero/BDSM Rating: M (+16) Resumen: La rutina, el hastío y el exceso de control, llevan a Bill a las puertas fascinantes de una nueva pasión: el dolor. Rojo - (c) - Anyara Archange