Capítulo XVIII
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Bill y Tom volvían a casa. En el coche reinaba un mutismo absoluto. En el aire se había quedado la pregunta de Tom, además de la negativa de Bill a responderla. Ambos habían emprendido el camino de regreso sin siquiera mirarse. Enfadados y tensos. Era en estos momentos en los que parecían más gemelos que nunca.
Bill divisó la última curva que les quedaba antes de llegar a casa, y agradeció en silencio que aquel horrible viaje estuviese por terminar. Sabía de antemano que Tom sospechaba, él mismo había aceptado que Nuit era la razón de sus cambios, pero su hermano desconocía a qué nivel. Ahora, frente a la posibilidad de viajar lejos de esta burbuja que se había creado en el medio de su vida, se sentía incapacitado de decidir. Una parte de él tenía la respuesta, pero la otra no quería escucharla.
Acarició el anillo una vez más, como tantas otras veces, oculto contra la ventanilla del coche.
Cuando Tom se detuvo, ya dentro de su propiedad, Bill bajó de inmediato. Cerró con tanta fuerza la puerta que Tom volvió a abrirla para asegurarse de que aún funcionaba.
Lo miró alejarse hacia el interior de la casa. Él se quedó echado en el asiento del conductor, esperando a que su propio enfado se diluyera. Sabía que sería imposible, su hermano estaba respondiendo justo del modo que Tom había supuesto, pero no soltaría la única carta que tenía para ayudarlo, Alemania.
Aunque Bill no lo comprendiera necesitaba que alguien lo rescatara de sí mismo, de ese oscuro abismo que solía visitar cuando la vida a su alrededor se tornaba predecible.
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La habitación de Nuit estaba a oscuras. La oscuridad siempre le había resultado agradable, relajante. Las horas en el Atlantis se le habían hecho particularmente cortas esta noche. Su Dom había preparado una sesión especial, algo en lo que ella había sido la protagonista. El látigo que le había regalado y que ella usara para amedrentar a su sumiso, aún vibraba en su mano. Todavía podía percibir la fuerza de cada chasquido y el ansia filtrándose en su sangre. Aspiró el humo de su cigarrillo, conteniéndolo en su boca junto con el deseo de volver a probar ese nuevo instrumento en otra piel. Entre sus dedos iban pasando, una a una, las perlas rojas de aquel largo collar como si se tratara de las cuentas de un rosario. Hasta hace muy poco el objeto de su adoración era otro. Antes, entre sus manos permanecía la llave maestra que su Dom le había entregado. Era el único 'obsequio' que había recibido de él, pero ahora los mimos se los entregaba a éste otro regalo. Sonrió con cierta malicia, oculta su sonrisa en la oscuridad, cuando asemejó aquel cambio con la infidelidad.
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En casa de los Kaulitz todo parecía tranquilo. La noche había caído hacía mucho, y ya comenzaban las primeras horas de la madrugada. A simple vista todo estaba en calma, pero la aplastante tensión se hacía notar. Los hermanos llevaban tres días sin poder terminar una conversación en paz. Y ahora Bill se refugiaba en un absurdo juego de móvil, intentando no prestar la atención que Tom le estaba exigiendo.
—David ha vuelto a llamar —le decía, recostado en el umbral de la puerta. Bill continuaba sobre la cama y con la mirada clavada en su teléfono.
—¿Ah, sí? —respondió de forma evasiva.
—Tenemos que fijar una fecha para la nueva reunión —insistió con rudeza.
Bill sabía perfectamente que su hermano no cedería, pero él tampoco. No lo haría en tanto tuviese dudas, preguntas en su interior, y esta horrible sensación de abandono.
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ROJO
Misteri / ThrillerTítulo: Rojo Categoría: Hetero/BDSM Rating: M (+16) Resumen: La rutina, el hastío y el exceso de control, llevan a Bill a las puertas fascinantes de una nueva pasión: el dolor. Rojo - (c) - Anyara Archange