Capítulo VIII
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Tom empujaba la puerta de la habitación de su hermano. Éste acababa de irse y él no había dejado su posición de vigilancia junto a la ventana, hasta que vio el coche de Bill perderse más allá de la reja que delimitaba su propiedad.
Necesitaba mirar dentro de la mesilla de noche y encontrar ese anillo que su gemelo había escondido de él. Creía que su comportamiento se había vuelto raro debido a ese objeto, o lo que fuese que significaba. Bill parecía extraño, no del tipo "extraño" que dispara todas las alarmas con un chispazo. No, era algo mucho más sutil, más peligroso, porque es la clase de conducta que una vez que se instala en tu vida, se vuelve irreversible.
Bill le ocultaba algo.
Abrió el cajón de la mesilla y se encontró con lo habitual. Removió las cosas que había allí. Cigarrillos, encendedor, pañuelos de papel. También halló pastillas para el dolor de cabeza y los tickets de compra que su hermano acumulaba sin tirar, pero no había rastro del anillo. Tom arrugó el ceño intentando recordar si se lo había visto puesto antes de salir, pero estaba seguro de que Bill no lo llevaba.
Su siguiente paso fue el joyero que había sobre el tocador. Sabía que era improbable que su hermano guardase ahí algo que quería mantener escondido, porque a Tom no le cabía duda de que Bill quería mantener oculto aquel objeto.
Revisó los anillos y removió los collares, sin encontrar lo que buscaba.
Se giró sobre sí mismo y dio un repaso visual a la habitación, pensando en dónde, además de los sitios que ya había mirado, Bill podía esconder un tesoro como ese. Sus ojos se clavaron de inmediato sobre la almohada. Avanzó hasta el lado derecho de ésta, que era el que su hermano usaba para acostarse. Metió la mano bajo ella, y encontró lo que buscaba.
Observó un instante la argolla sobre su mano, notando el peso que esta tenía. Luego la miró por dentro.
—Pertinent ad Nuit... —murmuró y arrugó el ceño. El latín nunca había sido su fuerte, pero casi podía adivinar lo que eso significaba.
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Bill había salido por la comida. Le había dicho a Tom que salieran juntos a comer a algún sitio, pero su hermano comenzó a quejarse de un malestar de estómago. Cuando le propuso visitar a un médico, le dijo que no era nada, que sólo le dolía un poco la cabeza. Así que Bill concluyó, simplemente, que Tom no tenía deseos de pasear bajo el calor de Los Ángeles.
Aparcó el coche unas manzanas antes del restaurante en el que compraría algo de comida italiana. Se detuvo frente a un escaparate para mirar unas botas altas, que lo estaban seduciendo desde su posición sobre una tela de raso blanca. Combinarían perfectamente con su chaqueta gris, ya que eran de color negro desgastado.
Mientras debatía aquello, completamente despreocupado de lo que sucedía a su alrededor. Escuchó algo que lo puso en alerta en un instante.
"Estaré a la hora acordada"
Era su voz, podría asegurarlo.
Giró la cabeza por encima de su hombro izquierdo, siguiendo con la mirada a la mujer que acababa de pasar tras él hablando por su teléfono. Arrugó un poco el ceño cuando vio su cabello de un vivaz color rojo. Sabía que no podía ser ella, pero de todas maneras comenzó a seguirla, tomando su misma dirección y olvidándose de las botas.
La observó desde la pequeña distancia que los separaba. El sinuoso movimiento de sus caderas, acentuado por los tacones que llevaba, lo hicieron rememorar la oscilación característica de Nuit. La misma cadencia, el mismo suave contoneo.
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ROJO
Misterio / SuspensoTítulo: Rojo Categoría: Hetero/BDSM Rating: M (+16) Resumen: La rutina, el hastío y el exceso de control, llevan a Bill a las puertas fascinantes de una nueva pasión: el dolor. Rojo - (c) - Anyara Archange