Capitulo 9

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Santo

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Santo

Sostengo con fuerza en mis brazos a Gema mientras la saco del agua. No puedo creer que haya cometido la locura de mojarse bajo la lluvia para buscar a solo un animal. Es una inconsciente que no mide sus acciones ni lo que provoca.

—Con cuidado —me pide mi abuelo mientras me ayuda a salir del agua—. ¿Está bien? —me pregunta preocupado.

—Lo está, se ha desmayado por el cansancio. Pero esta toda empapada, si no la metemos a la casa puede enfermarse por el frío.

—Esto es obra de tu madre, pero va a escucharme. Si sigue de esta manera, los planes con Marcello y...

Le dedico un gesto a mi abuelo desaprobando lo que ha dicho, él es uno de los culpables de que esto ocurriera, gracias a sus estúpidas ideas de traer a esa chica a casa estamos ahora lidiando con problemas que ni siquiera me conciernen.

—Yo hablaré con mi madre —le respondo y sigo avanzando en medio de la lluvia hasta el interior de la casa.

—Pero Santo...

—Dije que yo hablo con ella —le replico y nota la furia dibujada en mis ojos.

Mi abuelo no se atreve a insistir con el tema, solo asiente.

—La voy a llevar a mi habitación, pide que traigan ropa limpia —le indico a mi abuelo. Él desparece de mi campo de visión y se pierde en el pasillo mientras yo me encamino con ella en mis brazos, su cuerpo tiembla de frío producto de la lluvia y el agua—. Eres una tonta —susurro.

Me abro paso por mi habitación, la dejo sobre la cama y comienzo a quitarle su vestido mojado y embarrado, mis manos hacen contacto con su piel desnuda cuando ha quedado en solo ropa interior, me encargo de arrojar la ropa a un lado y luego con aquello, mis manos se pasean por su cuerpo para retirar el resto de prendas, intento alejar mi vista lo más que puedo para no verle el cuerpo desnudo pero es casi imposible, si no lo hago va a sufrir de una hipotermia severa.

—Hmm, ¿qué hace? —se queja mientras me toma de la muñeca.

—Evitar que se enferme —le respondo.

—No —niega como la necia que es—. Déjeme.

—¿Se da cuenta de lo que sus imprudenticas que causa? Por su culpa he terminado en esta bochornosa situación —arremeto con frialdad—. Si no fuera un imán para los problemas esto no estuviera ocurriendo.

—No me regañe, estoy harta de sus regaños —dice apenas en un susurro.

Cuando la he dejado sin sus prendas mojadas la curo con una de las sábanas de mi cama para darle calor con estas hasta que mi abuelo regrese con ropa limpia.

—Esta familia es horrible —la escucho balbucear—. Nadie me agrada, empezando por usted.

—No se preocupe el sentimiento es mutuo —le respondo.

La Tentación de lo Prohibido (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora