Capitulo 33

2K 312 66
                                    

Gemma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gemma

Me aferro al lavado por el dolor que experimenta mi cuerpo. He tenido una semana difícil, el trabajo en el restaurante ha sido agotante agregado que los hombres de Raffaelle me siguen a todas partes, no puedo verlos pero sé que están ahí, no me han dejado ni un solo momento en paz.

He intentado ser fuerte estos meses, he hecho mi mejor intento por tratar de que las cosas marchen bien en el embarazo pero me ha sido demasiado difícil, no puedo olvidar mi sufrimiento, no me han dejado ser feliz ni un solo momento. Sé que quieren robarse al bebé y no se los permitiré. No me dejaré intimidar por sus amenazas.

Solo somos tú y yo contra el mundo hijo.

—Gemma te necesitan, muévete rápido —me pide el gerente del restaurante para el que trabajo.

He pedido unos momentos en el baño porque no me he sentido bien los últimos, días, me siento más agotada de lo normal y el médico me recomendó tomarme un descanso si me veía fatigada ya que el embrazo se me está complicando ahora que tengo los siete meses.

Abandono el baño solo para encontrarme con el rostro furioso de mi jefe.

—Ya has tardado mucho tiempo ahí adentro —alega enojado—. Ve y atiende a los clientes —dice para entregarme la carta en las manos con brusquedad.

—Si señor —contesto y sigo mi camino hasta una mesa que da con vista a la calle de la ciudad.

Le extiendo la carta a los clientes y me quedo en silencio mientras espero a que hagan su orden, mis ojos entonces se fijan en una figura masculina que cruza la entrada del local vecino, un hombre de traje entallado al cuerpo, reconozco apenas su rostro en medio de la multitud, sin importar lo que suceda corro hasta allí y lo busco con la mirada.

—¿Roberto?

Miro hacia todos lados, espero no haberme vuelto loca producto de mi soledad. Roberto estaba allí podía jurarlo.

—¿Gemma! —siento una mano jalarme lejos de allí para hacerme un lado—. ¿Qué demonios haces? ¿Cómo puedes dejar una mesa desentendida?—me reclama enojado.

—Lo siento señor Garza. He creído ver a alguien y me distraje, no volverá a suceder —me disculpo.

—Por supuesto que no volverá a suceder, estas despedida.

—¿Qué? No puede despedirme por un error.

—No es la primera vez que sucede Gemma, llevas una semana entera distraída, hace mal los pedidos, te distraes con facilidad y en más de una ocasión te hemos encontrado desmayada. Hasta que no resuelvas los problemas que tengas en tu vida no podré darte más empleo.

—Por favor no me despida, en dos meses daré a luz, no tengo otro lugar al que ir.

—Lo siento Gemma, deja el delantal y toma tus cosas para irte de aquí. El dinero que has ganado por estos meses se te hará llegar.

La Tentación de lo Prohibido (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora